Retomando una propuesta realizada en 2001 por Muhammad Jatami, entonces presidente de la República Islámica de Irán, que llamaba a desarrollar un “Diálogo entre civilizaciones”, se desarrollo un complejo programa que contaba como puntos principales la lucha antiterrorista y el diálogo entre culturas. Esta propuesta que partió del gobierno español, contó con el respaldo de Recep Tayip Erdogan, Primer Ministro de Turquía, por los gobiernos de los principales paises europeos, asiáticos, latinoamericanos y africanos, además de la Liga Árabe, antes de ser aprobada por la ONU.
El fin último de esta iniciativa, la casi utopía que se pretende alcanzar es la paz en Oriente Medio, interna e internacional. La convivencia pacífica en la zona y una relación de normalidad con el resto de países del mundo, la seguridad internacional como ambiente normal y normalizado y la estabilidad como referente de las relaciones internacionales. Para alcanzar estos objetivos se definirían dos caminos, paralelos pero ambos fundamentales: el político y de seguridad (con los pilares de la democracia, los derechos humanos y la lucha antiterrorista) y el cultural (potenciando los valores y amenazas comunes, la integración y la lucha contra la discriminación y la violencia racial).
Según las propias palabras del Presidente del Gobierno español, esta organización
“Tiene como objetivo fundamental profundizar en la relación política, cultural, educativa, entre lo que representa el llamado mundo occidental y en este momento histórico el ámbito de países árabes y musulmanes”.
La principal preocupación de la comunidad internacional, en el marco creado tras los ataques terroristas en suelo norteamericano, español y británico, principalmente, era el terrorismo internacional y la respuesta militar que algunos países, incluyendo los tres nombrados, estaban desarrollando en tierras de oriente próximo. Rodríguez Zapatero incidió en el asunto durante su discurso en al ONU: “El terrorismo no tiene justificación. No tiene justificación como la peste, pero como ocurre con la peste, se puede y se deben conocer sus raíces, se puede y se debe pensar racionalmente cómo se produce, cómo crece, para combatirlo racionalmente”, afirmó el presidente español, quién momentos antes de la conferencia lanzaba una velada crítica sobre la decisión estadounidense de atacar e invadir Irak sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
Tras la asunción de la ONU, la cronología de la denominada Alianza de Civilizaciones se puede resumir en los siguientes hechos destacables:
En 2004 el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, configuró un grupo con dieciocho personajes singulares que debían colaborar para elaborar un plan de acción, antes de la conclusión del año 2005. Entre estas personalidades destacaban: Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz de 1984, el presidente iraní Muhammad Jatami y Federico Mayor Zaragoza, ex-director de la UNESCO.
El 20 de octubre de 2005, la ONU redactó una nueva resolución en la que instaban a la comunidad internacional a reforzar el diálogo entre civilizaciones y a promover la denominada Cultura de la Paz.
E febrero de 2006, Condoleezza Rice, Secretaria de Estado de los Estados Unidos, mediante una carta, se comprometía a apoyar dicha iniciativa.
En el mes de abril de 2006 veía la luz un website, accesible en inglés y árabe, que reflejaba los esfuerzos internacionales en este sentido.
A mediados de 2007, Jorge Sampaio, portugués y antiguo presidente de su país, es nombrado Secretario General de las Naciones Unidas mientras que Ban Ki-Moon es nombrado Alto Representante de la ONU para la Alianza de Civilizaciones.
Comenzaba 2008 y se celebraba en Madrid el I Foro de la Alianza de Civilizaciones. En este momento, 80 países apoyaban abiertamente esta iniciativa, de los cuales 11 hacían aportaciones económicas para la causa. Notorias son también las ofertas realizadas por dos notables mujeres: la reina Noor de Jordania y la jequesa qatarí Mozah bint Nasser al Missned, ambas se comprometieron a aportar 100 millones de dólares para financiar los proyectos amparados en el marco de esta organización.
Por supuesto, y como no puede ser de otra manera en una sociedad plural y libre, las críticas a esta iniciativa no tardaron en llegar. Algunas incidían en la abstracción del concepto civilización, que podía desvirtuar el fondo de la propuesta. Algunos críticos culpaban de “buenismo”, léase corrección política, a los mandatarios ideólogos de esta Alizanza, afirmando que estas acciones, de ser llevadas a la práctica del deslegitimarían la lucha contra el yihadismo y legitimaría el relativismo moral, que iguala todas las “culturas”, incluso aquellas que son incompatibles con los derechos humanos. Especial hincapié en sus críticas llevó a cabo el anterior mandatario español, José María Aznar, que en un tono algo chulesco exigía una alternativa a lo que el gustaba en denominar Alianza de los civilizados.
A continuación reproducimos el discurso del Presidente del Gobierno de España ante la 59ª Asamblea General de las Naciones Unidas.
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