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dos hombres de mucha edad,
uno de gran sobriedad
y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
gozaba siempre el primero.
Estando de Enero a Enero
débil y enteco el segundo.
«¿Por qué, el tragón dijo un día,
comiendo yo mucho más
tú mucho más gordo estás?
No lo comprendo a fe mía.»
«Es, le replicó el frugal,
Y muy presente lo ten,
porque yo digiero bien,
porque tú digieres mal.»
Haga de esto aplicación
el pedante presumido
si porque mucho ha leído,
cree tener instrucción.
Y siempre que a juzgar fuere
la regla para sí tome:
no nutre lo que se come
sino lo que se digiere.
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