Para las culturas antiguas, el árbol además de ser parte de la esencia de sus vidas, por ser su primer cobijo, proveedor de frescas sombras y refugio de aves, buscadas para la caza. También mostraban, admiración, respeto, veneración, ante su fortaleza de erguirse hacia los cielos, plantarse con firmeza en la tierra y adaptarse a los ciclos de los tiempos. Ellos, significaban la conexión entre la tierra y el cielo. Era el simbolismo de la verticalidad, de la vida en completa evolución. Sentían, que cada hombre o mujer lleva en su interior un árbol, que los impulsaba a crecer de la mejor manera. Oír a los arboles, les permitía entender su destino y predecir el futuro. Los arboles, eran a su vez, los protectores de todo lo material y espiritual.
Los del mundo de las ciencias, de todos aquellos que estudian a los arboles, la admiración sigue siendo infinita. Son los organismos de mayor tamaño y mayor tiempo de vida en la tierra. Su altura aun no la puede explicar la ingeniería, y su capacidad como procesadores químicos, sigue siendo indescifrable. Toman agua y sales de la tierra y lo llevan a sus hojas, hasta más de 100 metros. Por medio de la fotosíntesis de las hojas que combinan el agua y sales con el dióxido de carbono del aire, logran producir los nutrientes para alimentarse.
Verdaderos filtros naturales, para eliminar el dióxido de carbono y contaminantes que existe en el aire.
En el presente, los arboles ocupan el 6 por ciento de la superficie de la tierra y aun así, ellos permiten la vida de más de la mitad de las especies biológicas en el planeta. Cuando se tala un árbol, se va una vida y un protector de muchas especies. La existencia de ellos es tan importante, que falta inteligencia para entender tanta indiferencia y crueldad de los humanos para con ellos.
¿Que nos paso? Que perdimos la capacidad de admirar y venerar, a estos seres tan extraordinarios. A tal punto que en nuestra cotidianidad, un árbol no significa nada. No hay tiempo para observarlos, para disfrutar de su belleza. Simplemente, no hay nada para ellos. Ni minutos ni segundos para contemplarlos o para protegerlos. En nuestra cultura se borro la noción de su existencia y con ello, nuestro principal arraigo con la naturaleza.
Extraordinario, me encanto este articulo, gracias por su publicación.
Debajo de mi casa hay un árbol maravilloso, es muy alto y tiene más de sesenta años. Pero a mis vecinos les molesta y llevan años queriendo talarlo, incluso una de mis hermanas se encadenó a su tronco para impedir que lo cortaran. Ahora le han hecho al tronco agujeros, pensamos que de esta manera quieren secarlo.
Los argumentos que tenemos para convencerlos de que no maten al ábol, no los conmueven (es una fuente de oxígeno, alberga en él pájaros e insectos, nos protege del calor en verano y del frío en invierno, nos alegra la vista con su presencia).
Alguien nos ha dicho que si secan el árbol, es probable que las raíces se pudran y se formen socavones en la tierra. Yo estoy buscando información sobre la peligrosidad real de secar el árbol para convencerles de que no lo sequen, pero no encuentro nada en la red. Si alguien nos puede ayudar estaremos muy agradecidas.