Se supone que el lunes es un día maldito. Empieza la semana, hay que levantarse pronto, retomar las obligaciones y cargar de nuevo con la vida. Esto produce desasosiego porque el fin de semana queda lejano y de poco sirve recordarlo porque ya es pasado. Todas las acepciones que del adjetivo nos ofrece el Diccionario de la Lengua Española, no son mejores: Perverso, ruin, miserable, condenado, castigado y otras lindezas.
Sin embargo prefiero darle al adjetivo su propósito militar, es decir: veterano; como en la película de Richard Burton. Cada vez que el lunes asoma su cabeza al inicio de cada semana, me congratulo de ser un poco más ducho en todas las cosas de la vida y de ser capaz de contarlo. Por eso en esta humilde y parca columna semanal les iré narrando cómo va el mundo, para que ustedes afronten con alegría la semana y comprueben que siempre al final de ella hay un domingo. Y lo más importante, que somos parte de eso que llamamos, el paso del tiempo; es decir, malditos.
Mientras el mundo baila, trataré de contarles el ritmo y el estilo del baile para que no tengan un traspiés. Descubrirles quién es el que toca los timbales o el bajo. Y si es posible, darles una pista sobre los directores de la orquesta. Esos que en sus fiestas de alto copete cuando hablan de nosotros dicen aquello de: bailad, bailad malditos. Sin saber que para todos los músicos llega Santa Cecilia y a todos los prevaricadores, explotadores y poderosos, su San Martín.
Buena idea Jordi!!!!