Como poeta ha publicado las prosas poéticas Erosgrafías (2018) y el poemario Cantos de la desesperanza (2020) ambos en Bohodón Ediciones. Próximamente verá la luz su tercer poemario. Ha formado parte de varias antologías, como II Certamen de poesía Aliar (Granada 2020) y II Antología de poesía Viejoven (Córdoba 2022). Fue colaboradora del programa de radio “Mar de Muses” dirigido por el poeta Alfons Navarret con la sección fija “L’eco i la paraula” donde se abordaba la poesía grecolatina y su pervivencia en la literatura occidental. Ha colaborado con diversos relatos “El mundo de los sueños” (2020) en Visibiliza-Arte II, “Vieja Celestina” (2021) Visibiliza-Arte III y “Ártemis o la consagración de la virginidad” Visibiliza-Arte V (2021)  coordinados por Esther Tauroni. Ha participado con un poema en el volumen colectivo “Diálogos mediterráneos” coordinado por Mar Busquets-Mataix & Stella Manaut (Lastura, 2022).

Ha publicado en las revistas digitales: Letras Indelebles revista digital mexicana; Revista Pluvia, revista digital mexicana; Revista Universo Literario Cultural Re-encuentro con la copla Española Mosaico Literario de Uruguay.

En septiembre de 2019 participa con el poema “Epílogo” en la exposición “Paraula poder” en El Centre Cultural del Carme de Arte Contemporáneo. En marzo de 2020 participa en la exposición colectiva 13 Rosas con el poema “Alegato al expediente 30426”, recogido en el libro de Néstor Morente València Republicana (2021, Generalitat Valenciana).

Ha participado en varios festivales poéticos virtuales como el FIP. Ha recitado en varios encuentros en la ciudad de Valencia como “Versonalidad” (2016, 2018, 2021) y “Versat i fet” (2019). Ha coorganizado los encuentro poéticos “Lavadero poético” (2019), “Plaza poética” (2020), “Villa de las palabras” (2021) en Puertomingalvo (Teruel).

 

Miguel Esteban Torreblanca- ¿Puede explicarnos el título de tu último poemario y la esencia del libro?

Patricia Crespo Alcala- “Cantos de la desesperanza” es un título antinómico, pues en realidad el libro es un canto a la esperanza, a la posibilidad de un nuevo inicio como un nuevo amanecer. El poemario se vertebra en torno a la esperanza como una luz, de ahí que sus tres partes (ocaso, noche y aurora) evoquen simbólicamente esa transición desde el final de un día. El poemario es un viaje a través de la deseperanza y la esperanza hacia un amanecer desde la oscuridad del silencio.

P- ¿Qué le da la poesía frente a la narrativa?

R- La poesía en mi caso es un género que parte de las propias emociones y experiencias y, por lo tanto, intento que el lector empatice con esas mismas emociones y experiencias de manera sincera y directa sin mediar un relato y una ficción. No busco la evasión del lector en la poesía, sino que se enfrente a sus propios pensamientos, sentimientos y sensaciones y se reconozca.

P- ¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?

R- Es hija de ambos. Sin trabajo, sin lectura, sin constancia la inspiración no puede llegar. El ideal del poeta inspirado por las Musas como Orfeo, es bello, pero utópico. En mí es una combinación de ambas; detrás de un poema puede haber días de reflexión, lecturas y escucha.

P- ¿Qué concepción tiene de la poesía?

R- Se suele considerar un género elitista, oscuro y hermético, no siempre al alcance de todos lectores, al contrario que la narrativa o el teatro, porque a veces resulta difícil de comprender literalmente. Pero se trata de un prejuicio, siempre he defendido la idea de que la poesía no se dirige a la razón sino al corazón. La poesía no debe entenderse, sino sentirse. Por esta razón cuando me preguntan para qué sirve la poesía, siempre respondo lo mismo: la poesía no puede curar una enfermedad, pero puede ayudar al enfermo a hacer frente a esa enfermedad, a reconocerse en un dolor y superarlo emocionalmente.

P- ¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?

R- Desde mi experiencia, considero que la lectura atenta de poesía es siempre un estímulo y una buena maestra. En ese sentido, sigo siendo una aprendiz constante y, si algún consejo puedo dar, es que no se deje de leer nunca y que se lea sin prejuicios. Toda poesía tiene algo que enseñarnos.

P- Ha logrado numerosos premios literarios. ¿Cree que esos poemas que le consagraron ganador fueron sus mejores poemas?

R- No he ganado ningún premio. Esta pregunta no procede

P- Pessoa decía que “la vida no basta, por eso existe la literatura”. Para usted ¿escribir es una necesidad; y cómo justifica los largos periodos de silencio?

R- Escribir forma parte de mi transcurrir vital, por lo que no concibo mi vida sin la poesía. Es cierto que la escritura tiene muchas veces algo de terapeútico, nos ayuda a transmitir nuestras emociones y eso nos permite conocernos mejor, conocer qué sentimos y cómo lo hacemos, qué anhelamos, en ese sentido escribir es una necesidad. Respecto a los periodos de silencio, solo ha habido una pausa significativa tras cerrar la escritura de “Cantos de la desesperanza” en 2007, que vino ocasionada por una situación personal. Desde la perspectiva que me da el tiempo, creo que dejé de escribir porque a través de la escritura hubiera sido consciente de unas circunstancias y no quería verbalizarlas.

P- ¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía?

R- El proceso de escritura es complejo y nunca escribo dos poemas de la misma forma. A grandes rasgos diría que un poema a veces se inicia con una imagen, otras con una palabra, otras un sentimiento o sensación y a partir de ahí se va conformando. Debo ir escribiendo cuanto voy creando en rededor de esa idea, normalmente en papel, aunque cada vez más en el móvil, hasta que llega un momento que ha tomado una cierta corporeidad y me detengo a escribir el poema. Este proceso puede durar días o semanas y en ocasiones se pueden solapar dos poemas.

P- ¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?

R- Descubrir a José Hierro fue luminoso; no puedo dejar de agradecer a mi profesor de literatura y amigo, Maxi Alcañiz, que pusiera en mis manos su obra. A partir de aquí y por mi formación filológica, he leído y traducido a los clásicos greco-latinos que son imprescindibles en una formación poética. En la actualidad hay muchos autores que despiertan mi interés pero quizá por su influencia más directa en mi obra destacaría a Clara Janés, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Luis Cernuda, Kavafis, Álvaro Perdigón, por citar algunos.

P- ¿Podría usted contarnos un poco del resto de su actividad literaria?

R- Antes comentaba la percepción negativa de la poesía en tanto que se considera oscura y hermética, especialmente esto sucede en la lectura íntima, individual. Frente a ésta se encuentran los recitales poéticos donde el público se deja acompañar de las palabras y su musicalidad y siente la poesía sin intentar una comprensión racional de la misma ante lo efímero del instante.

Creo que la poesía llega mejor en este contexto, por ello mi actividad literaria se dirige en este momento a intentar llegar a  través de recitales, bien en Valencia, mi ciudad de residencia, bien en Puertomingalvo (Teruel) de donde es oriunda mi familia. Asímismo, he diversificado la publicación de mi poesía en medios distintos con el objetivo de difundirla. Y este año también llevé a cabo junto a la poeta valenciana Sara Olivas un taller de escritura creativa “Ellas lo escribieron, nosotras lo escribimos” que resultó muy estimulante.

P- ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

R- En mi recuerdo está Bécquer como uno de los primeros poetas a los que llegué, evidentemente a través de mis lecturas escolares. Luego llegó José Hierro, la Generación del 27, la Generación del 50, Blas de Otero y la poesía griega, en especial Safo. Pero si hay un libro que me marcó fue la antología “Ellas tienen la palabra” (Noni Benegas & Jesús Munárriz ) de poesía femenina española, que me abrió los ojos a la escritura de mujeres, ya que hasta ese momento todos los referentes habían sido masculinos. Las mujeres escribían y maravillosamente.

P- ¿Cómo definiría a su poesía?

R- Es complicado definir la propia poesía. Es una poesía posmoderna siguiendo a Italo Calvino, es decir, minimalista, exenta de adornos y adjetivaciones, que busca el concepto, de ahí que sean breves. Si hay un elemento que destacaría de mi poesía es la concisión. Comunico desde las propias vivencias y emociones por lo que se relacionaría con la poesía de la experiencia en cierto sentido.

P- ¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

R- El poeta debe evolucionar en su escritura, si siempre dice lo mismo y de la misma manera es una repetición constante, una jaula para las palabras y el poeta. Evidentemente, esto no significa perder la voz propia, la esencia que define una poética. El poeta es un ser humano y el ser humano está en constante cambio, si su poesía es un reflejo propio, esa poesía debe evolucionar. En cuanto a mi lenguaje poético con el tiempo creo que ha ido perfilándose, las imágenes y los símbolos tienen ya un significado personal, he ido depurando el lenguaje y dirigiéndolo a aquello con lo que me identifico. Y cada vez busco más escribir una poesía que me gustaría y necesitaría leer.

P- ¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

R- No sé si algún poema está terminado en sí mismo. Es una sensación de inconclusión perpetua. Igual que un poemario. Sobre la corrección, corrijo a varios niveles tanto de forma como de contenido, primero el poema de manera aislada y luego dentro del conjunto del poemario. Pero siempre el paso del tiempo es un buen juez para corregir y definir el poema.

P- ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

R- Sé que no respondo exactamente a la pregunta, pero con mi poesía me gustaría contribuir a que se visibilizara y se pusiera en valor la poesía escrita por mujeres. Siguen existiendo muchos prejuicios al respecto, tanto sobre su calidad como su contenido, y se menosprecia nuestra poesía. Existen muchas y excelentes poetas contemporáneas que merecen ser leídas y conocidas.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca