Janez Potočnik, comisario de Medio Ambiente, ha afirmado que “hemos tomado medidas para resolver un problema medioambiental grave cuyas consecuencias son evidentes. Cada año, más de ocho mil millones de bolsas de plástico acaban ensuciando Europa, lo que provoca gravísimos daños medioambientales. Algunos Estados miembros ya han logrado grandes resultados en lo que a reducción del uso de bolsas de plástico se refiere. De seguir su ejemplo, se podría reducir el consumo global actual en la Unión Europea hasta un 80%”.

Técnicamente, la propuesta modifica la Directiva relativa a los envases y residuos de envases mediante dos elementos principales. En primer lugar, los Estados miembros están obligados a adoptar medidas para reducir el consumo de bolsas de plástico de un grosor inferior a 50 micrómetros, ya que estas se reutilizan menos que las bolsas más gruesas y suelen acabar ensuciando el entorno. En segundo lugar, estas medidas se pueden complementar con instrumentos económicos, como gravámenes, objetivos nacionales de reducción y restricciones comerciales (supeditadas a las normas aplicables al mercado interior de conformidad con el Tratado de Funcionamiento de la UE). Los elevados índices de reducción conseguidos en algunos Estados miembros de la UE gracias a la aplicación de gravámenes y otras medidas demuestran que una actuación decidida puede ser fructífera.

La propuesta es continuación de las medidas adoptadas por los Estados miembros de la UE y de las peticiones de los Ministros de Medio Ambiente a la Comisión para que evalúe el alcance de la actuación a nivel de la UE. Surge tras numerosas consultas públicas que pusieron de manifiesto un amplio apoyo a una iniciativa a escala de la UE en este ámbito.

Antecedentes

Las propiedades que hacen que las bolsas de plástico sean un éxito comercial –poco peso y resistencia a la degradación– también han contribuido a sus proliferación en el medio ambiente. Las bolsas escapan a los flujos de gestión de residuos y se acumulan en nuestro medio ambiente, especialmente en forma de residuos marinos. Una vez que se tiran, las bolsas de plástico pueden durar cientos de años. Cada vez se admite más que la basura marina es un problema mundial grave que plantea una amenaza para los ecosistemas marinos y para animales como los peces o las aves. También hay pruebas de una gran acumulación de residuos en los mares europeos.

Se calcula que, en 2010, se sacaron al mercado de la UE unos 98 600 millones de bolsas de plástico, lo que supone que cada habitante de la UE utiliza una media de 198 bolsas de plástico al año. De estos casi 100 000 millones bolsas, la gran mayoría son bolsas ligeras, que se reutilizan mucho menos que las bolsas más gruesas. Las cifras del consumo varían considerablemente entre los Estados miembros, oscilando entre 4 bolsas de plástico ligeras por persona y año en Dinamarca y Finlandia, y 466 bolsas en Polonia, Portugal y Eslovaquia.

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