Liderando el cambio de paradigma hacia la sustentabilidad empresarial en lo económico, social y de gobernanza corporativa, junto con el movimiento hacia una economía circular que se sustenta en el largo plazo y en lo virtuoso de la integralidad de los procesos productivos con bajo impacto social y ambiental, en el marco de una de las peores crisis económica –la del 2008– desde la gran depresión.

Surfeando la reticencia al cambio en Chile y a los diagnósticos, tanto nacionales como internacionales, que anuncian un posible colapso global en lo social y ambiental. Datos que remecen a cualquiera, sobresaliendo el calentamiento global, la inequidad social, el desempleo, el envejecimiento de la población y la concentración de la riqueza, entre otros.

Dando seguimiento a propuestas globales, de cambio a modelos del sistema financiero, de la agricultura, la energía y de la naturaleza del trabajo desde universidades, institutos, multinacionales, gobiernos y países desarrollados.

La información existe, y se manifiesta en hechos concretos de lo descrito anteriormente, tales como calentamiento global, desertificación de la Amazonia donde esta pierde una superficie de cinco campos de fútbol cada minuto; la inequidad social donde el 1% (70.000 aprox.) de la población mundial posee la misma cantidad de recursos que el 99% (7 billones) de la población mundial; entre muchos aspectos urgentes de pensar, cuestionarse y sobre todo generar cambios a la realidad actual para así generar equilibrios macro y micro económicos y estabilidad social y política.

Por otro lado, presenciando en Chile una actitud de ignorar lo evidente, dejando que ocurran hechos políticos-sociales traumáticos que generan una reacción obligada de los liderazgos políticos y empresariales. Uno de los ejemplos paradigmáticos recientes es el rechazo de un grupo de ciudadanos no menor al sistema previsional chileno, que en lo profundo es un cuestionamiento al sistema financiero, al futuro de la empleabilidad de los chilenos, a la inequidad social, a la concentración de la riqueza. En el fondo, un cuestionamiento radical al tipo de sociedad que estamos construyendo. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué los líderes nacionales no se hicieron esas preguntas fundamentales para adelantarse a los hechos que hoy generan una crisis profunda de institucionalidad y confianza en nuestro país?

Lo preocupante de lo expresado anteriormente es que no nos estamos haciendo esas preguntas esenciales acerca del modelo de desarrollo económico y social que estamos cimentando entre todos.

Tal vez la gran interrogante para nuestro país podría ser: ¿cuándo dejaremos de ser una sociedad reactiva a los hechos, y nos convertiremos en una sociedad dispuesta al diálogo y previsora? ¿Cuándo lograremos adelantarnos a las catástrofes sociales y generaremos acciones que resuelvan los conflictos por venir, o que se adapten a las necesidades de las personas y a los avances tecnológicos que hace que todo tenga una velocidad a la cual no estábamos acostumbrados?

Es una larga lista de preguntas las que debe plantearse el mundo empresarial chileno, acordando además una opinión frente a ellas y sobre todo acciones, de eso no cabe duda.

Y como lo decía anteriormente, son 20 años de tomarle el pulso al mudo empresarial en Chile en lo que respecta a la sustentabilidad, y en especial 12 años de evaluar y dar seguimiento a cómo un reducido grupo de empresas está respondiendo a preguntas fundamentales de los negocios del siglo XXI, a través del Modelo de Estrategia de Negocio Sustentable PROhumana. Han sido más de 100.000 trabajadores que por medio de encuestas han compartido su evaluación con respecto a sus empresas y a sus prácticas en sustentabilidad.

Y esto es lo destacable de estas 11 empresas reconocidas este 2016, el que son empresas que se están cuestionando y reinventando. No son perfectas pero sí instituciones que se atreven a cambiar, y esto las hace destacables sobre el resto, porque en tiempos revueltos como los actuales, aquellos que tienen el coraje de exponerse, de cuestionarse y de mudar de aires conquistan un valor muy destacable en nuestro país. La reputación corporativa se construye siendo coherentes, valientes, innovadores y sobre todo abiertos a modificar sus modelos de negocios de acuerdo a las exigencias del siglo XXI.

Artículo publicado inicialmente en elmercurio.com