Navidad…. Cada vez menos recuerda la mayoría de las personas cual es el verdadero origen de esta celebración: La venida al mundo de Nuestro Salvador Jesucristo, la Luz del mundo, el ejemplo perfecto de Amor y Paz, y la fecha se ha convertido solo en otro pretexto para seguir la fiesta interminable y sin sentido.

Pensaba yo, ingenuamente, como pensaba Mario Benedetti, quién  escribió ese poema:” Cuando la tormenta pase” el cual circuló por las redes durante los inicios de la Pandemia que hablaba de ser “sobrevivientes del naufragio colectivo”, que aprenderíamos, como mayoría, algo importante y eso nos ayudaría a mejorar como seres humanos individuales y como sociedad, pero no…. Todo sigue prácticamente igual con la mayoría, tristemente…

Aún roban y mienten los políticos corruptos, provocan tontas guerras los sedientos de poder terrenal sin algún respeto por la vida, sufren inocentes por esas decisiones unilaterales, la droga y la criminalidad siguen su incesante avance sobre jóvenes y viejos, la “música y el arte” que se produce y reproduce alaba la vulgaridad y la rudeza, las nuevas generaciones parecen andar cada vez más aprisa, sin esperanza y sin rumbo … ¿Hasta donde llegará el mundo en ésta caída?

Desearía un nuevo año con un verdadero cambio de corazón, con más empatía por los que sufren, con un crecimiento material y espiritual real para muchos; igualdad de oportunidades y derechos humanos en el planeta… Paz… Todo eso que se escucha cada año nuevo, pero la ausencia de Dios en los corazones me preocupa y me hace sentir que eso no será posible, al menos para la mayoría…

Así que deseo que, aunque sea para esa minoría que aprendimos la lección y estamos perseverando para que otro mundo sea posible algún día, brille la luz de Dios en nuestros corazones con fuerza , que no nos cansemos de hacer lo bueno que esté en nuestras manos y sigamos intentando levantar la luz y ayudar a los que nos rodean; que sigamos amando y cuidando nuestro planeta, aprendiendo nuevas cosas y compartiendo lo que tenemos no solo materialmente, sino también espiritualmente y tratando de no perder la luz en medio de tanta oscuridad.

¡Sigamos intentando! ¡Feliz Navidad! ¡Feliz y provechoso año nuevo!