- ¿A qué hora llegas? Para ir a buscarte.
- Aquí pone 20:40 pero ya sabes… lo mismo hay retrasos.
- Avisa cuando estés sentada.
- Vale
- Buen vuelo
No sé por qué voy. Si cada año es lo mismo. Total, me podría quedar aquí, en casa, me ahorraba el viaje y el frío que hace en Madrid. Será posible… si es que soy tonta. Bueno… este será el último año.
¡Ding, dong!
Qué rollo esto de las instrucciones de seguridad, si nos las sabemos de memoria. En varios idiomas además. Que sí, que ya sé que las mascarillas a mí primero y no soplar dentro del avión.
Voy a llamar antes de que no me dejen.
Que digo, señorita azafata, que si no tiene una mantita. Me estoy quedando helada.
Jo, no tienen de nada. Eso sí, el uniforme de este año es muy bonito. Si ya les dije que no me sacaran este vuelo de Birriajet… son unos cutres. No puedo estirar las piernas.
Oiga ¿puede poner el respaldo derecho? No me caben las rodillas.
No gracias, no quiero ningún bocadillo, lo que quiero es una mantita. Estoy congelada.
Gracias ¡qué amable! Es una pasmina muy suave y bonita. Se lo agradezco.
Menos mal que esta señora se ha apiadado de mí. ¡Hay que ver! vaya perfumes que usan algunas. Qué poco elegantes. ¡Esto huele a melón! Será uno de esos perfumes japoneses de Miyagui. ¿O ese era el del kárate? Anda, pues se me ha olvidado. A ver si no hay turbulencias que estoy yo para altibajos…
Desde luego ya les voy a decir que no vengo más. Solo de pensar en lo pesada que es la vecina… es que no para de hablar. Me recuerda a la antigua directora de la oficina. No sé si trabajaba pero hablar, por los codos. Regalando vajillas a todo el mundo se abriera cuenta o no. Claro… así pasó… tanto crédito mal dado. Si es que no sabemos organizar el dinero.
No como yo que llevo todo tan bien controlado. Eso sí, la maleta hecha hace tres dias. Todo apuntado. La casa limpia y cerrada. La gata está con la del tercero, es muy amable ella. Claro que yo también le hago muchos favores así que algo le puedo pedir, digo yo.
Y menos mal que me ha dado tiempo a pasar la rumba esa. Oye deja todo bastante bien. No tenía yo confianza en que no se cayera por la escalera.
(Unas horas y varias neuronas agotadas después)
Ding dong
“Hemos aterrizado en el aeropuerto de Madrid Barajas, la temperatura exterior es de 5 grados. Tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores y no olviden su equipaje de mano. Les deseamos una muy feliz navidad”.
Huy ya estamos aquí. Caballero ¿me puede bajar la maleta? Muy agradecida.
Ay ya están allí los chicos. Qué alta está Joana. Qué guapa. Anda que la podían haber puesto otro nombre.
- ¡Hola abuela! (La rodean con abrazos sus tres nietos).
- Hola Joanita, qué alta estás hija. Cuántas ganas tenía de veros. Lucas, Sergio. Venid aquí dadme otro beso.
- Qué guapa abuela. Te hemos traído tu abrigo favorito. Y unos guantes, hace mucho frío hoy.
- Bueno, así se me estira la cara (se ríen todos).
- Ya está todo preparado abuela, ha venido también Lucía, tu amiga, la vecina. Cenamos juntos.
- ¿Qué me dices? Qué sorpresa. Tenemos muchas cosas de que hablar. Ay….
- ¿Qué pasa abuela?
- Se me han olvidado las pastillas. (Se ríen todos)
- Pero si ¡todos los años te pasa igual… te las hemos comprado nosotros! Nos lo hemos imaginado; pero ¿a qué has dejado arreglada la casa y a la gata con la del tercero? Ay abuela que te pones nerviosa por el viaje y habrás venido quisquillosa y dirás eso de: “Ya no vuelvo al año que viene, el avión es pequeño y no dan mantas”.
Las risas y los abrazos se mezclan con las lágrimas de emoción.
Otra navidad más juntos que regala la vida.
Lo importante
Lo importante puede estar a una ligera incomodidad de distancia.
Que el miedo o los nervios por hacer algo no te impidan ser feliz.
Atrévete a intentarlo. Pide ayuda. En la vida… siempre hay alguien que te presta abrigo para reconfortar el corazón, te ayuda con la maleta de los recuerdos difíciles y te recuerda, aunque lo sepas, que si salta la máscara de oxígeno, lo más importante eres tú: Cuidarte para cuidar.
Amarte para amar.
Muy feliz navidad
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