Hace unos días, comprando es un supermercado escuché como una señora decía que buscaba trabajo para su hijo (primer error).
Segundos después, una de las dependientas le comentaba los requisitos y el sueldo aproximado que podría cobrar, a lo que la señora muy indignada respondió:
“Por ese sueldo prefiero que siga durmiendo” (segundo error).
Pues nada, dejemos a nuestros hijos durmiendo y consigámosles el trabajo, que la disciplina, el orgullo y la tenacidad no sirven para nada.
Ay… Ay… y luego nos quejamos de las actitudes de nuestros hijos.
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