Armas, armas, armas…
De nuevo prevalece la seguridad -el inmenso negocio de la seguridad- sobre la paz. De nuevo los buitres de la guerra vencedores. No había dinero para reducir las enormes brechas sociales, para ayudar al desarrollo endógeno y evitar así estas emigraciones desesperadas… y ahora, de pronto, hay mucho dinero para la guerra.