El secretario general iberoamericano, el uruguayo Enrique Iglesias, ha resumido el sentir colectivo de toda íbero América al referirse a la nueva normativa de la Unión Europea declarando que “una cosa es considerar la inmigración un delito y otra ordenar los flujos respetando los derechos humanos”.

La normativa fue votada afirmativamente, 369 votos a favor, 197 en contra y 106 abstenciones, por los veintisiete países integrantes del bloque y entrará en vigor 2 años después de su publicación definitiva que ocurrirá en unas pocas semanas. Entre otras medidas, esta normativa prevé mantener detenidos a todos los extranjeros sin documentación legal durante un año y medio mientras se gestiona su expulsión de la Unión Europea. También recoge que los inmigrantes menores de 18 años, sin tutores ni acompañantes legales, pueden ser y serán repatriados y que todos los inmigrantes expulsados de un país tendrán prohibida la entrada durante cinco años a cualquier país del bloque firmante.

Las reacciones, más o menos airadas, se han sucedido a lo largo de todo el continente americano meridional. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, el presidente de Bolivia, Evo Morales, Chávez, presidente de Venezuela y el gobierno de Brasil han sido solo algunos de los líderes americanos que han alzado sus voces contra estas medidas.

También se manifestó negativamente contra esta normativa Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, quién declaró que “el hecho de que una persona no tenga papeles no significa que no tenga derechos o que sea ilegal”.

Irak es el país con más refugiados del mundo

Por tercer año consecutivo, Irak se convierte en la mayor fuente de refugiados del mundo, según el Comité Estadounidense para los Refugiados y los Inmigrantes, con un total de dos millones de iraquíes viviendo fuera de las fronteras de su país debido a las dificultades que encuentran para poder vivir en un país azotado por una posguerra violenta.


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La mayor parte del éxodo iraquí es absorbido por la vecina Siria, dónde casi la mitad de los desplazados buscan refugio. También acogen a estos desplazados países del entorno, como Egipto, Turquía, Líbano y Yemen. Algunos países europeos también se han convertido en destino para los iraquíes que huyen traspasando la frontera de su país y entre ellos destacan Suecia y Alemania.

Según el informe publicado por el Comité, en al actualidad existen en el mundo un total de 14 millones de refugiados, la cifra más elevada desde que Estados unidos comenzará su guerra mundial contra el terrorismo que desembocó en sus intervenciones militares en oriente medio. Otros países con una alta tasa de refugiados son Somalia, de la que hablaremos a continuación, Afganistán y Palestina

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No hay paz ni alimentos para los desplazados somalíes

Desde que comenzaron los enfrentamientos entre las fuerzas etíopes y los insurgentes somalíes, más de 700.000 personas tuvieron que dejar atrás sus hogares y huir de Mogadiscio desde febrero del pasado año, según datos facilitados por la Organización de Naciones Unidas.

Y estos fueron los afortunados. Alrededor de seis mil civiles fueron asesinados o gravemente heridos en el transcurso de las reyertas.


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La mayor parte de esos desplazados se hacinan en campamentos precariamente instalados en las afueras de la ciudad, mientras que otros recorrieron hasta 700 kilómetros para huir a aldeas como Dobley en la frontera con el vecino Kenia.

Las condiciones en las que se encuentran estos refugiados, si bien en el punto de partida no era muy boyante, comienza a ser desesperada ya que carecen de los más mínimos servicios mínimos, escasean los alimentos, no existe un acceso a agua potable y algunos de ellos no disponen ni de un techo bajo el que guarecerse.

A esto se suma la dificultad que cientos de Organizaciones Gubernamentales encuentran para hacer llegar a estos campamentos de refugiados alimentos básicos. Y las razones son dos, incontestables, el aumento de los precios básicos de los alimentos y las milicias y soldados del gobierno, que además de dificultar el acceso de los convoy a los campos de refugiados, exigen importantes sumas de dinero para permitir el paso de los camiones.