tomó tierra en el aeropuerto de la capital salvadoreña al atardecer del miércoles 29, la atención de los medios internacionales estaba más pendiente en conocer sus impresiones sobre la futura cumbre del G-20 en Washington, que en la reunión que le traía a San Salvador.

Sin embargo, cuando la ministra de Exteriores del país hermano, Marisol Argüeta de Barilla, la alcaldesa de la capital, Violeta Menjíbar, y el embajador español José Javier Gómez le recibieron al pie del avión, la sensación de todos cambió, descubriéndose la importancia del encuentro para los intereses del mundo Iberoamericano.

A la intención primaria de que los asuntos centrales elegidos para esta cumbre fueran el de Juventud y Desarrollo y a las políticas de inmigración, se había añadido, no podía ser de otra forma, todo lo tocante a la grave crisis financiera que viene padeciendo el mundo. En ella estarían pensando el presidente español y la canciller Argëta, mientras pasaban revista a las tropas que les rendían honores y en el cielo salvadoreño resonaban las notas de los himnos nacionales de ambos países. Posteriormente la alcaldesa de la capital entregaba a Zapatero la llave de oro de la ciudad. En las calles de San Salvador se respiraba cierto aire de interés por la Cumbre y los niños, terminado su horario de clases, jugaban en el parque Cusclatan, donde se encuentra el Monumento a Memoria y a la Verdad; en él se escribe que es un espacio para la memoria de cuantos sufrieron represión, maltrato y violaciones durante los años 60 y 70 y la guerra civil de los 80 en El Salvador.

Durante toda la jornada fueron aterrizando en el Comalapa Internacional de San Salvador nuevos vuelos. Un poco más tarde que el presidente español, llegaron los Reyes y el presidente peruano procedentes de Lima. Recordemos que Don Juan Carlos había realizado visita de Estado de tres días al país andino. Después de transmitir su “más afectuoso saludo a todo el pueblo salvadoreño”, el rey Juan Carlos destacó que “la importancia del tema, el alto nivel de los participantes y los esfuerzos desplegados por la secretaría pro-tempore permiten confiar en el éxito de esta cumbre”.

Mientras van llegando más participantes el presidente anfitrión, Antonio Elías Saca, pide que no se hable de crisis, sino “de soluciones”. La petición es absolutamente razonable, lamentar y lamentar una situación no conduce a la solución, como dice el refrán: Obras son amores. Coordinar acciones para evitar que la crisis global ahonde los abismos sociales y a participar con voz propia en la “reconstrucción” del sistema financiero internacional, parece ser el principal objetivo de todos los que asisten a la Cumbre. El Bulevar de los Héroes, en cuyos hoteles estamos alojados muchos de los participantes y periodistas se llena aquella noche de comentarios sobre el alcance de la crisis. Los salones del hotel Intercontinental están de lo más concurrido.


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En la ceremonia de la inauguración de la Cumbre estaban presentes los jefes de Estado y de Gobierno de Andorra, Costa Rica, Chile, España, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal y República Dominicana. Escuchamos al presidente anfitrión, Antonio Elías Saca, repetir lo mismo que habíamos oído la noche anterior: Que no se hable de crisis, sino “de soluciones”, y que se elabore “un documento que nos sirva como carta de negociación ante el mundo, ante los crearon la crisis y ante aquellos que la sufrirán aún con mayor crudeza que nosotros”.

Por su parte, el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, también instó a la región a trabajar en conjunto para enfrentar una crisis que ha definido como “grave” e “inédita” y que “supera en complejidad la crisis de la década de los años 30”. Una videoconferencia traía las reflexiones y palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su telemático mensaje afirmaba que ante la actual crisis financiera se “necesita un liderazgo fuerte” y “caminar juntos para defendernos de amenazas conjuntas”. Don Juan Carlos ha animado a los líderes para que fructifique en este “foro privilegiado”, como llamó a la cumbre, ideas para abordar la “grave crisis financiera” que afecta a todos “en mayor o menor medida”.

Mientras se realizaba la ceremonia de la inauguración llegaba la presidenta argentina, Cristina Fernández a El Salvador, había sido precedida minutos antes por su homónimo boliviano Evo Morales. Más tarde llegaron el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el ecuatoriano Rafael Correa. En aquel momento el cantante mexicano Alejandro Fernández clausuraba la ceremonia inaugural.

No se pudo evitar que el sombrío panorama financiero dominara los discursos de la primera sesión plenaria de la XVIII Cumbre Iberoamericana, con multitud de llamamientos a evitar el “desplome social” y la búsqueda de reformas de un sistema financiero que hace aguas.

Una triste noticia llegó a la Conferencia, en Pamplona los terroristas habían atentado de nuevo. El rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, condenaron el atentado con coche bomba en la Universidad de Navarra.

“Mis primeras palabras han de ser de condena del atentado terrorista, de violencia ciega, criminal, fanática que una vez más ETA ha intentado realizar en mi país”, dijo Zapatero en la asamblea general. El anfitrión de la Cumbre Iberoamericana, Elías Antonio Saca, propuso una condena unánime de todos los asistentes a la reunión.

El anochecer transparente de San Salvador acogió la cena de gala que en la Casa Presidencial ofreció por el gobernante anfitrión. No había en la recepción el glamur de otras latitudes, nadie quería brillar con artificio, allí estaban dirigentes preocupados por la salud financiera del mundo; pero sobre todo, por el desarrollo de sus pueblos. Al ágape faltaban el colombiano Álvaro Uribe y el nicaragüense Daniel Ortega que llegarían más tarde y los ausentes el uruguayo Tabaré Vázquez, el cubano Raúl Castro, el presidente portugués, Anibal Cavaco Silva y el venezolano Hugo Chávez, criticado por su decisión basada en cuestionables motivos de seguridad.

Los líderes iberoamericanos buscaron el viernes una postura común sobre los dos modelos divergentes de modelo económico para afrontar la crisis mundial. Una apoya la intervención del Estado controlando e interviniendo en la economía y la otra, más radical, que pretende liquidar el sistema económico capitalista y avanzar hacia un nuevo socialismo. En cambio, los cuerdos sobre los planes a realizar en favor de la Juventud y el Desarrollo, lema y motivo de la Cumbre Iberoamericana, fueron aprobados por los jefes de Estado y de Gobierno de 19 de los 22 países de América Latina, España y Portugal. Los acuerdos contemplan compromisos para llevar bienestar en forma de educación y empleo a los jóvenes en un programa ambicioso que incluye, además, 12 comunicados especiales. El presidente de El Salvador, como moderador, explicó que en la ya llamada “Declaración de San Salvador” se intenta beneficiar a más de 150 millones de jóvenes de la región mediante “políticas públicas orientadas a garantizar los más elevados niveles de equidad, justicia, justicia social, solidaridad, participación e inclusión a los pueblos”.

Pero volviendo al tema de las acciones sobre la crisis, que se ha colado por su importancia en la Cumbre, los acuerdos a tomar pasaban por encuentros privados entre los estadistas. Entre otras ideas, se consideró muy interesante la iniciativa para pedir una reunión de gobernantes en el marco de la Organización de las Naciones Unidas. La propuesta, según fuentes diplomáticas, contaba con el apoyo de Venezuela y sus más cercanos aliados en la región: Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua, quienes comparten la línea radical. “El capitalismo jamás va a salvar el mundo, y si “pensáramos en salvar el capitalismo, nuevamente nos equivocaríamos”, afirmaba el presidente de Bolivia, Evo Morales y por su parte, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, mantenía que la crisis ha firmado “el fracaso del modelo neoliberal”.

No todos se mostraban de acuerdo con las declaraciones del presidente de Perú, Alan García, que se manifestaba a los medios de comunicación su apoyo a la convocatoria de una cumbre mundial sobre la crisis, otros países como Brasil preferían esperar los resultados de la reunión convocada en Washington para el próximo 15 de noviembre de los países que conforman el G-20. Precisamente Lula da Silva es presidente en ejercicio del G- 20 y quiere reformas financieras pero dentro del sistema y anunciando que su país tendrá un papel muy activo en el cónclave de Washington para hacer oír, de una vez por todas, la voz de las economías emergentes.

“En el momento en que los países emergentes son vistos con esperanza, no podemos aceptar un proceso que nos excluya”, afirmaba en su discurso en el plenario, Lula. Por su parte, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, abogaba para que se tuviese la nueva realidad geopolítica mundial a la hora de acordar reformas del sistema financiero internacional y de determinar los grupos de decisión. Un canto a la esperanza para la formación de un bloque decisorio Iberoamericano, para impulsar esos cambios. Mientras, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pedía más poder para los países emergentes en las instituciones financieras, lamentando que sean ahora los países que comienzan a levantar el vuelo económico, los que sufran las consecuencias de la incapacidad y exceso de riesgo de los que ellos no han sido actores.


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Hubo otras interesantes manifestaciones como la del jefe de estado mexicano, Felipe Calderón, denunciando “el falso planteo de que el mercado puede funcionar sin la gestión del estado” y alertó sobre una crisis financiera que puede llevar a la pobreza a millones de personas si no se toman las medidas adecuadas y a tiempo. O las de otros gobernantes iberoamericanos que pidieron intensificar las negociaciones de la Ronda de Doha para reactivar el comercio mundial, una medida que beneficiaría a los países en desarrollo.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue el último en incorporarse el viernes a la Cumbre. La sesión plenaria ya había comenzado y varias organizaciones feministas realizaban una marcha en el centro de San Salvador y una “vigilia de solidaridad” con las mujeres nicaragüense, por un tema que nada tenía que ver con la Cumbre, era un rechazo a Ortega por la denuncia que tiene en su país por una presunta violación a su hijastra.

Entre otros textos especiales aprobados en la Conferencia, figuran el de la cooperación con países de renta media o el que revalida la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, y un llamamiento a finalizar el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba. Con la excepción de Chile, se aprobaba un acuerdo sobre la coyuntura económica mundial. Así como otros compromisos, tonados unánimente, en materia de prevención juvenil y a la atención integral a la primera infancia. Todos estuvieron de acuerdo en establecer formas de cooperación técnica y tecnológica en la lucha contra el terrorismo, las mafias y organizaciones delictivas trasnacionales.

A última hora del viernes, los jefes de Estado y de gobierno firmaron un documento haciendo referencia al fortalecimiento de la democracia y el diálogo político en Bolivia, y otro respecto a las recientes inundaciones por las fuertes lluvias en Honduras y Guatemala.

La Declaración de San Salvador, aprobada por los 22 países participantes en la XVIII Cumbre Iberoamericana, contempla la renovación por otros cuatro años el mandato de Enrique Iglesias como Secretario General Iberoamericano. Orto Mundo es Posible se une en las felicitaciones a don Enrique.

Aprovechando la cumbre salvadoreña hubo varios encuentros entre mandatarios. En el que mantuvo Zapatero con Evo Morales, el presidente boliviano aprovechó para agradecer al español, la cooperación española y, de forma especial, la entrega de varias ambulancias destinadas a una serie de localidades bolivianas. Evo Morales destacó también el gran interés de su Gobierno en potenciar una serie de proyectos que puedan beneficiarse del Fondo para el Agua impulsado por España y que prevé facilitar el acceso al agua potable y al saneamiento a los millones de latinoamericanos que aún carecen de esos servicios. Y es que la contribución entre los países Iberoamericanos, debería ser cada día más fluida y eficiente.

Horas antes que culminara la XVIII Cumbre Iberoamericana, uno de los salones del hotel donde se hospedaban gran parte de los mandatarios, aparecía muy concurrido a la hora del desayuno. El Rey Juan Carlos I y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, mojaban sus croissants con los presidentes de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). Es una tradición que se ha seguido desde las 17 cumbres anteriores. Se tocaron temas que afectan directamente a las naciones miembros de este organismo: Belice, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Roca y la República Dominicana. En el desayuno además de los temas de interés común, se analizó la participación que tuvo cada país en el plenario. Al finalizar el desayuno de trabajo, el Rey dijo a los jefes de Estado centroamericanos: “os espero en Madrid en enero de 2010; España estará siempre a vuestro lado”. Eso avalaba la propuesta del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que se comprometía a convocar en Madrid en enero de 2010, año de presidencia española de la UE, una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno centroamericanos y europeos para firmar el Acuerdo de Asociación entre ambas regiones. Éste puede ser el comienzo de una gran alianza.

Fuera, mientras el desayuno finalizaba, jóvenes representantes de Argentina, Centroamérica, México y Suramérica, organizaron una marcha pacífica que recorrió todo el Bulevar de los Héroes, bajo la mirada discreta de los agentes policiales. Los jóvenes, de diferentes países, habían tenido diversas reuniones, durante los días de la Conferencia, en el estacionamiento de la facultad de Ciencias Económicas de la UES con el fin de elaborar planteamientos a los jefes de Estado participantes, ya que decían “no sentirse representados” por los mandatarios Georgina Salinas, de Fuerza Estudiantil Salvadoreña (FES) “Jorge Arias Gómez”, declararon que el objetivo de la marcha era finalizar la jornada de trabajo iniciada el pasado miércoles, y a la vez entregar la carta final, que incluye las demandas del sector juventud con la esperanza de que los mandatarios presentes en la Cumbre las tomen en cuenta. La marcha fue en todo momento pacífica, al paso por los hoteles donde se hospedaban participantes o periodistas, elevaban el tono de sus consignas reivindicativas. Una de las exigencias pedía a El Salvador que ratifique la Convención de Juventud. Con ritmos andinos de fondo, la manifestación se perdía al fondo del Bulevar.


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Evidentemente había llegado el momento de las despedidas, uno de los primeros en partir había sido el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, rumbo a Cuba en una visita destinada a fortalecer los lazos bilaterales y a sellar acuerdos petroleros; después tratará de convencer a Busch de que la presencia española en la próxima cumbre del G-20 es absolutamente necesaria. Está fuera de lugar apartar a la octava potencia económica de una toma de decisiones para un tema de enorme trascendencia global, todo por una postura personal de quien, en las fechas de la Cumbre, ya no será presidente y que, evidentemente, no tiene la última palabra.

Antes de la clausura oficial, el cantante español Alejandro Sanz, la colombiana Shakira, y Fher Olvera, el vocalista del grupo mexicano Maná presentaron a los mandatarios de América Latina, España y Portugal su fundación ALAS de apoyo a la infancia.

Luego, el presidente salvadoreño dirigió a los presentes unas palabras que resumimos en la frase siguiente: “Iberoamérica quiere participar con una sola voz en la transformación de algunas cosas que han fallado.

Quedaba clausurada la Conferencia pero no los deseos de prosperidad y cooperación de los países representados. El regreso será largo, más de 18 horas de vuelo con escalas en Houston en el George Busch Intercontinental, luego en el Newark de New York, camino de El Prat en Barcelona, tiempo para recordar y filosofar en las palabras del monumento a la Memoria y a la Verdad: Un espacio para la esperanza, para seguir soñando y construyendo una sociedad más justa, humana y equitativa. Que así sea.