No existen pruebas de actuaciones, no hay muchas explicaciones, y algunas no tienen sustento jurídico. No se aceptan críticas, ni algo que alivie a la opinión de millones de  españoles.

Pero debatir en política es una obligación y explicar a los votantes de unos partidos u otros también lo es pues, al fin, todo político está ahí por los ciudadanos que les votamos. Y votamos credibilidad y confianza.

España se ha convertido en un circo. En la pista central están los políticos haciendo malabares sobre la cuerda floja para no caerse, mientras que en la pista de un lado los políticos de la oposición, que representan un sector de la población, dirigen también sus proyectiles a los de la cuerda floja para hacerse con esa pista central.

Y en la pista restante hay una serie de domadores de leones Económicos, que imprudentemente meten la cabeza en las fauces y se quedan sin ella y que se dedican a contar cuentos chinos.

Los domadores económicos, a los que les tengo mucha manía, son explotadores de la crisis, aquellos de “a rió revuelto ganancia de pescadores” y  llenan su sacos a base de vaciar los bolsillos desfondados de los demás.

Y alrededor de estas pistas un público apabullado, por no decir otra palabra, ante tal representación de despropósitos y sinsentidos. Un público al que, la mayoría, le han regalado la entrada, y  la  demagogia, y por eso no protesta. “Como es gratis”… Pero no, de gratis nada : El precio que se paga por tal espectáculo es la dignidad de una Nación, el sometimiento de un pueblo, la perdida de valores éticos y la esclavitud  económica y social.

Estos días los carteles anunciadores de tan grandioso y “empompado” circo se regocijan chorreando engrudo, al anunciar el espectáculo (Suspiros de España) del “Más difícil todavía” (redoble… silencio …, redoble): “Para todos ustedes, a pagar las hipotecas o a la calle!”

Esto ya es demasiado. En la pista unos y otros y  el público anonadado y familias encolerizadas.

Y ahora, ¿que pase el siguiente?. Se ha abierto la veda. Mientras haya dinero para rescatar a la banca, mientras algunos tengan sueldos altísimos salidos de los bolsillos de todos nosotros, y mientras se les pueda llenar el depósito de gasolina, pues aquí paz y después gloria, perdón aquí vergüenza y después miseria.

Hay quien entre tanta fanfarria (por favor, la orquesta que no toque tan alto), entre tanto oropel, lentejuela y luces de colores, quien entusiasmado por el espectáculo, aún no se ha dado cuenta de que los auténticos paganinis somos todo el pueblo español. Secuestrada la voluntad, secuestrado el trabajo, secuestrada la seguridad, secuestrado el futuro, secuestrados por quienes se mantienen a fuerza de lo que sea aferrados a su poder, por quienes les siguen el juego al compás de tres por cuatro o de ocho por seis…que mas da.

Por favor, que apaguen las luces de la carpa para que podamos ver bien las sombras y los que se ocultan en ellas.

Y los que hasta ahora hemos creído en que el bien siempre gana al mal, en que es necesario luchar por lo que creemos,  nos quitan lo más importante, la ilusión, la ilusión del niño que va al circo por primera vez y se asombra de ver aparecer un conejo de una chistera, hasta que crece y se da cuenta de que el conejo es él.

En fin, que para Circo conmigo que no cuente, que yo esta entrada no la quiero… ni regalada.

Ya suponemos  que nuestros políticos  se habrán dado cuenta del desgobierno que sufrimos; de la ausencia de previsión; de su falta de credibilidad o  de planificación. Puede que lo que esté en crisis sea un sistema carente de imaginación para diseñar nuevos modelos de vida, ante los nuevos retos de convivencia social. Puede ser.

Todo lo demás: Crisis económica, inseguridad ciudadana, espionaje político y escuchas telefónicas, etc, etc, no son más que una consecuencia de todo lo anterior.

Cuando se ocupa un puesto de responsabilidad, uno/a tiene que meditar si puede asumir lo que hay que realizar en dicha actividad. A mi me gusta decir lo que siento porque he hecho mucho y dado la cara por muchos para ser escuchada. He ayudado  a “algunos”  del sector del mar (mi dinero, por cierto, no el dinero de otros) por una causa en la que he creído, y por tanto no deberían olvidarlo  muchos que dan lo que no es suyo, y hablan de lo que no es suyo. Y sobre todo, no  habré olvidado todo lo que he trabajado para defender y apostar por lograr cambiar algo en el sector.

Creo poseer inteligencia suficiente para saber que unas pocas familias encontraran alivio en sus necesidades, y creo haber conseguido logros internacionales. Pero de ahí a verme involucrada en  este  tipo de embrollos, no.

Marisol Moreda es Presidenta de la Fundación Herederos de la Mar