Una gran extensión de manglares se encuentra en este refugio forestal, donde los pobladores se han convertido en los grandes pescadores del Lago de Maracaibo. Los caños que circundan sus calles y caminos, le dan una identidad única a esta localidad maracaibera.
Pero esta belleza se encuentra amenazada por el gran problema ambiental del planeta, la contaminación por plástico. Años atrás, en el 2009, Azul Ambientalistas, a través de su espacio de denuncia “Atención Ambiental”, dio a conocer esta situación sin haber sido escuchado. Las consecuencias de esto son graves, ya que los distintos caños que circundan a este ecosistema van mermando, disminuyendo considerablemente los bosques de manglar que aquí se encuentran.
A esto le tenemos que agregar otro problema recurrente y que al parecer no tiene solución alguna, es la aparición de la “Lemna SP” o “Lenteja de Agua”. Esta es una serie de flores acuáticas que se reproducen a un ritmo muy acelerado y es capaz de absorber todo tipo de nutrientes. Gracias a la gran cantidad de contaminantes la que existe en el Lago de Maracaibo pueden considerarse como “obesas” por el gran tamaño que presentan, trayendo graves consecuencias al equilibrio ambiental del estuario.
Gracias a que las corrientes del Lago de Maracaibo llegan a Santa Rosa de Agua, cada vez que aparece la Lemna, toda la costa de esta población se ve “adornada” por una gran alfombra verde. Esto genera una acumulación de la misma en grandes cantidades y descompuestas, impidiendo el normal desarrollo de los procesos biológicos.
A pesar del gran trabajo que hay que hacer en este reservorio forestal, siempre existen personas y organizaciones que buscan construir un mundo mejor. Ese es el caso del Centro de Educación Popular “Jesús Rosario Ortega”, quienes se han organizado y establecieron un Centro de Acopio, donde los pobladores pueden depositar los distintos desechos de plástico, vidrio y papel para así disminuir la cantidad de residuos sólidos en la comunidad. Y además han organizado una serie de brigadas y eventos para solventar el problema de la Lemna. Pero este esfuerzo, aunque muy necesario, no es suficiente.
A pesar de que Santa Rosa de Agua fue declarada un Área Bajo Régimen de Administración Especial (mejor conocida por sus siglas ABRAE), por ser una zona boscosa que debe estar bajo protección, ninguna autoridad ambiental se ha abocado a solventar sus problemas. Si los organismos gubernamentales, en alianza con la comunidad, no se dedican a salvar a este maravilloso ecosistema, podríamos en un futuro presenciar la muerte del último reducto maracaibero del manglar.
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