Estamos bien, vamos mal
Que América Latina está creciendo vigorosamente es un hecho. Que la gente vota y, salvo Cuba, hay gobiernos electos en todos lados, también es verdad. O sea, que estamos bien, o por lo menos mejor que antes. Pero si miramos por encima de esa afirmación, nos encontramos con que –como ha dicho alguien y lo recoge el título- estamos bien pero vamos mal. ¿Por qué? Porque la bonanza económica no está bien aprovechada y porque nuestra democracia, a pesar de su activismo electoral, muestra cada día signos de inmadurez institucional.