Yo pude porque un sistema de becas me lo permitió. Hoy no todo el mundo tiene la misma suerte. El año pasado, 30 mil universitarios no pudieron pagar sus matrículas, y se quedaron fuera. Quieren que la educación vuelva a ser un privilegio, accesible sólo a los que se lo puedan pagar.
La Ley Wert, a pesar de su pomposa nomenclatura: Ley Orgánica para la Mejora Educativa (LOMCE), no va a mejorar nuestra educación, al contrario, la va a convertir en una “educación low cost”, asistencial y de segunda. Deteriorar el sistema de educación público es la mejor garantía para asegurar el éxito de la educación privada. La LOMCE, asimismo, significa gestión piramidal y antidemocrática de los centros, criterios pedagógicos productivistas al servicio de las empresas, claudicación frente a las presiones de la jerarquía eclesiástica.
Y frente a la escasez de recursos económicos, los centros educativos abren la puerta, de par en par, al mecenazgo privado. Algunas universidades incluso llaman a “apadrinar” a sus estudiantes. Pero la educación no puede ser ni un privilegio ni estar supeditada a un acto de beneficencia, con sus consiguientes contrapartidas. ¿Qué va a ser de nuestra educación en manos de Unión Fenosa, Repsol, Telefónica y BBVA? Todas ellas, por cierto, ya cuentan con sus correspondientes cátedras universitarias… y quieren más.
Ante la imposición de una educación privada, clasista, españolista, autoritaria y sexista, este jueves, 24, se convoca una huelga en todos los ciclos formativos. Defender un modelo educativo público y de calidad nos incumbe a todos. Nos quieren pobres e ignorantes. No lo podemos permitir. La ofensiva contra la educación pública se suma a los recortes en sanidad, prestaciones sociales… y es un nuevo ataque a derechos fundamentales.
Quieren que volvamos a la época de nuestras abuelas y abuelos, donde únicamente estudiaban quienes se lo podían permitir. Los otros al campo y a la fábrica. En nuestro mundo moderno, apuestan por una educación de primera (privada) y otra de segunda (pública). Segregando desde pequeños a la sociedad del futuro. Frente al dilema que nos imponen, educación ¿derecho o privilegio?, su apuesta es clara, pero la nuestra también.
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