Se trata de una medida preventiva para erradicar de raíz las entradas ilegales a la selva para extraer los recursos naturales de la misma. ¿Pero que pasa con las actuales y futuras investigaciones científicas en curso?
Se cree que la medida a adoptar no ha contado con éstas y otras actuaciones que en principio no dañan la selva y sólo pretenden llenar sacos de información, no camiones de madera. Todas aquellas personas que traten de se introduzcan en la selva sin el permiso adecuado, serán sancionadas hasta con 60.000 dólares.
La medida ha caído en la sociedad brasileña con cierta incredulidad, ya que consideran que el fin único de éste proyecto de ley no está teniendo todas las buenas intenciones que proclama y ni mucho menos está dirigido, sólo, a la protección de la selva.
En los últimos años el gobierno brasileño teme profundamente lo que ha venido a llamarse biopirateria definida como el acceso y uso irregular e ilegal de componentes de la biodiversidad y de los conocimientos indígenas asociados, especialmente como parte de procesos de investigación y desarrollo y de la aplicación de biotecnología. Además la nueva ley obligará a todos los grupos gubernamentales, no gubernamentales e incluso religiosos, a solicitar el permiso de “residencia” en el Amazonas, no sólo de cara a la autoridades que puedan pedírselo, sino también por el Ministerio de Defensa.
El gobierno brasileño declara que no quiere convertir en biopiratas a turistas y trabajadores ya que lo único que pretende es que se diferencie entre lo bueno y lo malo.
Y yo me pregunto, ¿que hacen de bueno las empresas madereras en el Amazonas?
¿Con qué rasero se medirá la entrada a la selva? ¿Quiénes podrán visitar la selva como turistas y cuantos falsos turistas entrarán sin saberlo? ¿Qué aportará esta ley a una selva tan castigada?
Seamos un poco lógicos y pensemos que es lo que realmente puede salvar al Amazonas…, ¿cual es la mano que mece la cuna de su inminente exterminio? Las empresas madereras ilegales, las farmacéuticas y las grandes empresas cosméticas que sólo buscan recursos naturales en pos de su crecimiento.
{salto de pagina}
La contaminación aérea aumentará el desastre del calentamiento global.
Los recientes estudios que ha lanzado el Instituto Francés de Medio Ambiente, determinan que a cada pasajero de un avión le corresponden unos 140 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. Esto supone unos 40 gramos más que si lo hubiera recorrido en coche, además, si se le añaden las emisiones generadas en la fabricación de los vehículos y del transporte del combustible, aún así, el pasajero de aerolínea sigue contaminando un 16% más que el pasajero del coche particular. Por supuesto cuanto más corta es la distancia recorrida, más diferencia de porcentaje hay a favor del vehículo particular.
El Instituto revela datos concretos, poniendo como ejemplo un vuelo de ida y vuelta de París a Nueva York. Este solo vuelo supone un cuarto de las emisiones anuales de un pasajero que junto con las emitidas el resto del año desbancan cualquier medida de precaución.
Si tenemos en cuenta que cada año crecen más y más los desplazamientos en avión, debido a las ofertas de las aerolíneas y que mercados emergentes como China e India, acceden cada vez más a este tipo de transporte, las previsiones de emisiones de CO2 a la atmósfera se quedarán muy cortas.
Si pensamos que un aumento de vuelos en un 5% anual, la tasa de emisiones se verá multiplicada por 2,4 en los próximos 30 años.
Tal y como hemos hablado en otras ocasiones, además de las medidas preventivas como podrían ser una ecotasa o la subida de precios del carburante, la solución a estos problemas se explican con dos palabras: energías renovables ¡! No me cansaré de decirlo, energías renovables…