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Argumentando que estarían cumpliendo con el fallo de la Corte Internacional de Justicia, que en Marzo de 2014 sentenció que la denominada caza “científica” de ballenas de Japón en Antártica es ilegal, el gobierno japonés ha enviado cuatro naves balleneras a la Antártica con el supuesto fin de realizar investigación no letal de ballenas.

Sin embargo las reales intenciones de las autoridades niponas fueron develadas en Noviembre pasado al presentar un nuevo programa de caza “científica”, denominado NEWREP-A, que a partir de diciembre de 2015 continuará la caza anual de cientos de ballenas en las aguas del santuario de ballenas del Océano Austral.

La estrategia nipona busca continuar socavando el santuario de ballenas del Océano Austral hasta lograr su eliminación, mantener activa esta anacrónica industria, e imponer de hecho los intereses geo-políticos de Japón en las estratégicas áreas del continente Antártico y el alta mar del hemisferio sur.

Cientos de protestas se han llevado a cabo contra de la continuación del programa ballenero japonés en el santuario de ballenas del Océano Austral.

El santuario es una zona que circunda el continente antártico y legalmente entrega protección a todas las especies de cetáceos de las operaciones de caza, independientemente de su estado de conservación.

Fue creado en 1994 con el apoyo de todos los miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a excepción de Japón, país que se ha dedicado a boicotear sistemáticamente esta área protegida internacionalmente mediante la implementación sucesiva de falsos programas de caza “científica”, y de diversas mociones presentadas ante la CBI, orientadas hacia su eliminación.

Tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia, que sentenció a Japón a detener estas matanzas – debido entre otras razones a que violan la moratoria sobre la caza comercial y la integridad del santuario de ballenas del Océano Austral – las autoridades niponas se comprometieron en un primer momento a cumplir con lo dictaminado por el máximo organismo jurídico a nivel mundial. Sin embargo una intensa campaña liderada por los sectores más conservadores y ultra-nacionalistas de Japón, asociados a la industria pesquera rápidamente lograron revertir esta posición.

En Abril de 2014, el ministro de pesca japonés, Yoshimasa Hayashi, afirmaba que “Japón debe proteger su cultura asociada al consumo de ballenas y asegurar el acceso a este recurso marino”. Posteriormente, en Junio de 2014, el primer ministro de la nación asiática, Shinzo Abe, reafirmó sus intenciones balleneras en Antártica – una zona que es clave para la mantención de la vida en el planeta.

Las declaraciones y el accionar de las máximas autoridades de Japón, evidencian que el objetivo final de su estrategia ballenera disfrazada de investigación “científica”, es la eliminación del santuario de ballenas del Océano Austral, de manera de crear las condiciones para asegurar su acceso a los cetáceos y demás componentes del único y vulnerable ecosistema marino antártico, así como debilitar las medidas de conservación aplicadas bajo el Sistema del Tratado Antártico a las demás especies del Océano Austral.

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