Hace algunos días Chile fue protagonista de una de las Cumbres políticas y empresariales más relevantes a nivel internacional. La CELAC-UE, reunió durante cuatro días a Presidentes, representantes de Estado, líderes empresariales y de opinión de 60 países de Latinoamérica, el Caribe y la Unión Europea, con el fin de discutir cuáles son los desafíos a nivel global en temas tan relevantes como sustentabilidad, desarrollo económico, capital social y medioambiente.

Esta Cumbre dejó de manifiesto que para el mundo empresarial temas como la inversión para el desarrollo, la inclusión social y el cuidado del medioambiente son de gran preocupación e interés -por convicción y/o necesidad- en busca de alcanzar este crecimiento económico sustentable que empieza a forjar el mundo empresarial a nivel global.

Además, estas auto-exigencias de sustentabilidad que llegan desde el mundo empresarial, se suman las de los consumidores, quienes están cada vez más informados y conscientes de la importancia de abordar estos temas, exigiendo mayor compromiso a empresas y gobiernos.

Es por esto que las empresas, en su rol principal de generadoras de empleo y motores de desarrollo económico, deben procurar evolucionar, velando por el desarrollo de un modelo de gestión sostenible, que considere una perspectiva integral, coherente e innovadora de las diferentes dimensiones que abarcan las empresas del siglo XXI, tanto en lo económico, como en lo social y ambiental.

Desarrollar este modelo de gestión sostenible al interior de las empresas, aplicarlo y evaluarlo es fundamental. La implementación de políticas consistentes de sustentabilidad -en temáticas tan relevantes como la gestión ética; transparencia en informes contables; relaciones con la competencia; diálogos con los públicos de interés; seguridad y salud de los trabajadores; conciliación vida personal y laboral; integración y no discriminación; relaciones de confianza con los proveedores y consumidores; inversión social; respeto medioambiental, entre muchas otras- genera una serie de beneficios que aportan a la rentabilidad responsable permitiendo a las empresas encontrar las claves del éxito de los negocios en el siglo XXI.

Lo planteado nos permite apreciar que la gestión integral de la sustentabilidad no debiera ser tomada por ninguna empresa a la ligera, ya que el compromiso con la sociedad, el medioambiente y, por supuesto, con los trabajadores, proveedores, consumidores e inversionistas, no es sólo una obligación ética si no, una forma moderna y sostenible de gestionar los negocios.

Para poder evaluar esta gestión, en Chile contamos con una iniciativa única y pionera que mide el desarrollo de políticas de sustentabilidad integral al interior de las empresas y que hasta la fecha ha evaluado y reevaluado a lo largo de sus 8 años de existencia, a más de 300 empresas llegando a encuestar a un total de 80.000 trabajadores.

Se trata de la metodología que implementa el Ranking Nacional de Responsabilidad Social Empresarial que por noveno año consecutivo se ha puesto en marcha y que se valida como el instrumento de mayor impacto en medición de políticas y prácticas de sustentabilidad integral en las empresas a nivel nacional. Además, su continuidad en el tiempo, lo sitúan como una herramienta de mejora continua para los participantes y sus públicos de interés.

Hoy en día, las empresas tienen el desafío de gestionarse de manera sustentable e integral, ya que los beneficios validan esta manera de SER y HACER empresa, la cual no sólo permite la rentabilidad económica –misión de toda empresa- sino que genera desarrollo social y ambiental en las sociedades en donde se encuentran, permitiendo que como país y planeta logremos seguir creciendo y desarrollándonos con sustentabilidad, equidad y desarrollo humano. Y es que una sociedad no puede desarrollarse de manera parcelada, sino que debe ser de manera integral y armónica, para lograr el tan anhelado desarrollo humano sustentable.

 

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