A este pobre y contaminado mundo que se ha convertido en una vorágine de violencia, consumismo exagerado, deseos desenfrenados… muy lejano de ser lo que podría ser si tan solo siguiéramos las enseñanzas de Aquel  que es el origen de la Navidad, solo le deseo PAZ, paz en sus mentes, en sus corazones, porque , al haber  paz verdadera allí, podrá haber paz verdadera con nuestros semejantes y con nuestro planeta.

¿Por qué estamos tan centrados en lo que no tiene importancia o trascendencia verdadera?  El acumular bienes materiales, el escalar posiciones empresariales, el comprar eso  y esto y aquéllo, el tratar de satisfacer deseos interminables de poder y  placeres  perecederos… Eso para mí, no es felicidad, ni creo que lo sea para nadie.

En los momentos de reflexión, de introspección, de meditación uno se da cuenta que lo único que vale de verdad la pena es el amor de nuestra familia, de nuestros amigos , de nuestras mascotas… lo bueno que puedas hacer por alguien,  porque cuando estás enfermo no deseas tener junto a ti  tus títulos académicos, tus títulos de propiedad, ninguna cosa material que pienses te hace “feliz”, lo que deseas es tener junto a ti a tus seres amados y poderles abrazar, poder charlar, reir, disfrutar de momentos inolvidables, realmente valiosos, de trascendencia, momentos de paz, porque te sientes amado y verdaderamente importante. Esos son los tesoros que puedes llevarte, los momentos de amor y paz.

Así que, sí, solo deseo paz,  no solo en Navidad, sino siempre. ¡Que la Navidad viva dentro nuestro cada día y que seamos capaces de compartir esa paz con los que la necesitan!

¡Un abrazo fraternal!

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