Era para fiscales de variados que, sin embargo, contaban con un gran apoyo ciudadano. Un loco para los juristas. Un magistrado con sentido común para el ciudadano de a pie. El paso lento de los almanaques -lento para la Madre Tierra- ha ido sumando algún fiscal, juez y porqué no abogados no muy convencidos todavía. La deuda es académica: Siguen sin existir carreras de posgrado sobre delitos y criminalistica ambiental. Siguen existiendo materias anuales en la carrera de Derecho con programas de Derecho Penal Económico pero no de Derecho Penal Ambiental. Sin mencionar la paranoia habitual en los ambientalistas cada vez mas criminalizados, no me parece casual. La mayoría de nuestras universidades siguen en los hechos sin privilegiar la Vida. Es mas fácil sumarse al concierto sinfónico universal que se dirige con la batuta del consumo multinacional. Obviamente allí están los fondos económicos que permiten la subsistencia de las casas de ¿Altos Estudios?.
Pero a no lamentarse que el triunfo es la siembra y si llega la cosecha mejor.
Y si, algunos frutos hemos tenido. Algunos ejemplos son las sentencias sobre delitos ambientales que pueden leerse en www.fiscali agraltucuman.gov.ar, varios viajes por Europa, un encuentro maravilloso con el Papa Francisco que mal que le pese a muchos dentro y fuera del Vaticano, es un ambientalista de primera línea. La foto que le saque con la t-shirt o remera diciendo “el agua vale mas que el oro” o la otra que dice “No al Fracking” dicen mucho mas para el común del pueblo universal, que muchas encíclicas. Esas imágenes dieron vuelta al mundo y creo que, sin ser fotógrafo ni periodista, fue mi logro mas importante del año. Curioso ¿no?. No se trató de ninguna investigación por algún crimen ambiental. Pero ya estoy acostumbrado: El Señor escribe derecho en las líneas torcidas de mi vida.
También fue importante reunirme con colegas para ir perfeccionado el concepto del delito ambiental como delito de lesa humanidad. El año que viene será clave para presentarnos ante la Corte Penal Internacional con sede en La Haya. Casos como el de Chevron en Ecuador o el de Shell en Nigeria merecen ser juzgados. Y será inaudito por cuanto por primera vez en la historia de la humanidad, los acusados serán los CEO de las empresas multinacionales que promocionan guerras civiles o golpes de Estado para beneficiarse con sus industrias extractivas.
Hay que hacer mucho aún. Debemos concentrar esfuerzos todos -los no letrados especialmente- porque la justicia ambiental es demasiado importante para dejarla en manos de los abogados.
Felices Fiestas y nos leemos el año que viene.
Antonio Gustavo Gómez es Fiscal General de Tucumás, Argentina.
Soy docente de la Universidad Nacional de la Pampa y desearía comunicarme con el Dr Antonio Gustavo Gomez, por temas ambientales.