Está difícil mantener el espíritu optimista y seguir deseando que haya cambios profundos en el mundo. Deseamos paz, y hay más guerras. Deseamos que disminuya la diferencia socioeconómica, y tiende a aumentar. Queremos mas educación, más solidaridad, más civismo, y por los ejemplos en el mundo diríamos que no mejora.

Seguiremos apostando a la familia, a ese micro mundo que, si realmente mantiene la esperanza del cambio, de inculcar valores de respeto, de amor, de igualdad, de compasión quizás de a poco, gota a gota, se logre mejorar el mundo en que vivimos. Está difícil, la sociedad está muy dividida. Muy difícil transmitir esos valores a tus hijos, a tu familia. Hablar de respeto e igualdad cuando ven diariamente como no se honran. Hablar de compasión, cuando vemos como se mata gente como si fuera un juego de línea, o no hay alimentos ni agua en poblaciones enteras. Ver como el concepto de amar se desdibuja en otros tipos de sentimientos banales, conformando estereotipos difíciles de entender.

Pero estamos en el mes especial del año: ¡Diciembre! Mes de la Navidad, mes de la familia, de los amigos. Mes de la unión, de la nostalgia, de los recuerdos. Se respira otro aire, se envían deseos, seas o no religioso, estas en “Modo Navidad”. Y éste “modo”, genera energías positivas.

Y como cada año, insisto en usar esas energías para lograr cambios, sin necesidad que sean de magnitud. Pequeños, en nuestro entorno. Si todos hacemos algo, por mínimo que sea, a la larga repercutirá en muchos. Sabemos como se siente recibir un elogio, una palabra de aliento, una atención, un abrazo, todo vale siempre que sea con conciencia y amor.

¡Felicidades Familia!

Una lluvia de bendiciones invada cada hogar, cada corazón y les permita sentirse plenos, armoniosos y maravillosamente bien.

Excelente 2024 y como se dice en mi país: ¡Vamo’ Arriba!

Abrazo apretado desde Uruguay.