Este año, hay un nuevo tema en la agenda: las condiciones del tiempo en el espacio (el clima espacial).

“Este es un significativo desarrollo”, dice Lika Guhathakurta, de las oficinas centrales de la NASA, en Washington. “Al agregar las condiciones del tiempo en el espacio a la agenda cotidiana del Subcomité de Ciencia y Técnica, del COPUOS, la ONU está reconociendo la actividad solar como una preocupación equivalente a la vinculada con los residuos en órbita y con los asteroides que pasan cerca de nuestro planeta”.

El clima espacial es el equivalente en el espacio exterior al clima de la Tierra. En vez de tener viento, lluvia y nieve, sin embargo, el espacio tiene tormentas de radiación, viento solar, llamaradas y eyecciones de masa coronal. El origen de estas condiciones del tiempo en el espacio es el Sol y, a pesar de que las tormentas solares se producen a casi 150 millones de kilómetros (93 millones de millas) de distancia de la Tierra, se pueden hacer sentir en nuestro planeta.

“Las fuertes tormentas solares pueden hacer que nos quedemos sin energía y también pueden inhabilitar satélites y hacer confundir a los GPS, afirma Guhathakurta. “Se trata de un problema global que empeora debido a que cada vez más, en todo el mundo, dependemos de tecnologías electrónicas sensibles”.

Esta semana, los miembros del Subcomité de Ciencia y Técnica recibieron información sobre algunos de los posibles problemas económicos vinculados con las condiciones del tiempo en el espacio. Las partículas energéticas solares, en los polos magnéticos, pueden forzar el proceso de re-enrutamiento de los vuelos internacionales, produciendo como consecuencia demoras y aumento en el consumo de combustible. Las corrientes inducidas en el suelo, generadas por tormentas magnéticas, pueden dañar transformadores e incrementar la corrosión en tuberías vitales de energía.

“Las condiciones del tiempo en el espacio constituyen un significativo peligro natural que requiere que estemos preparados globalmente”, señala el profesor Hans Haubold, de la Oficina de la ONU para Asuntos del Espacio Exterior. “Este nuevo tema en la agenda vincula a la ciencia espacial con la tecnología espacial para el beneficio de toda la humanidad”.

El ascenso de la posición del clima espacial en la agenda del COPUOS coincide con el 10º aniversario del Programa Internacional “Viviendo con una Estrella”, el 14 de febrero. Dicho programa está formado por un grupo de naciones que se reunieron en el año 2003 con el objetivo de sentar las bases para la cooperación mundial en el estudio de las condiciones del tiempo en el espacio. La ONU ayudará a llevar sus esfuerzos un paso más adelante.

Un problema clave que la ONU puede ayudar a resolver es la brecha (las muchas brechas, en realidad) en la cobertura de tormentas en nuestro planeta. Cuando una tormenta solar pasa por la Tierra, las ondas de ionización se propagan a través de la parte superior de la atmósfera de la Tierra, las corrientes eléctricas fluyen a través de la capa de la superficie del suelo y el campo magnético de todo el planeta comienza a sacudirse.

“Estos son fenómenos globales”, señala Guhathakurta, “de modo que tenemos que poder monitorizarlos a todos alrededor del mundo”.

Los países industrializados tienden a tener abundancia de estaciones de monitorización. Ellos pueden hacer un seguimiento del magnetismo local, así como de las corrientes en el suelo y de la ionización y pueden proporcionar datos a los investigadores. Los países en desarrollo son los que albergan las brechas, particularmente en las latitudes bajas, alrededor del ecuador magnético de la Tierra. Con la asistencia de la ONU, los investigadores probablemente puedan extender las redes de sensores hasta las regiones donde alguna vez esto fue políticamente inviable.

Las condiciones del tiempo en el espacio podrían desempeñar un papel importante en el clima de la Tierra también. Por ejemplo, el mínimo de Maunder, el cual es un período de 70 años prácticamente desprovisto de manchas solares, que tuvo lugar hacia fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, coincidió con inviernos prolongados, y muy fríos, en el hemisferio norte. Los investigadores están cada vez más convencidos de que las variaciones en la actividad solar poseen efectos regionales sobre el clima y las condiciones del tiempo, que no se relacionan con las fronteras nacionales y, en consecuencia, únicamente pueden ser estudiadas en minucioso detalle por grupos internacionales.

“El nuevo tema de carácter permanente en la agenda del Subcomité de Ciencia y Técnica constituye una importante oportunidad para aprovechar el esfuerzo de todos los miembros con el fin de asegurar acciones globales coordinadas”, comenta Terry Onsager, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration o NOAA, por su acrónimo en idioma inglés), de Estados Unidos.

Ahora que el clima espacial ha escalado su posición en la agenda del COPUOS y ha logrado ocupar un lugar permanente en ella, todo dependerá de las conversaciones periódicas que tengan lugar entre los diplomáticos de la ONU, los científicos y los planificadores de emergencias. Esto es importante porque, mientras que el espacio ya no está tan disponible, también es verdad que en el reino del clima espacial prácticamente cualquier cosa puede suceder.

 

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