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Sé que soy una pequeña sombra
un soñador de versos
un cuentero que busca todavía Brigadoon;
el niño que olvidó el flautista,
el hijo bastardo de los poetas nunca muertos.
Sé que ya nunca pasearé con Momo
que no volveré a jugar con Alicia
que no seré pirata ni filibustero
– no quise nunca ser banquero –
que soy demasiado joven para enrolarme en el séptimo de caballería . . .
y que a pesar de tener la edad de Zipi y Zape
se me quedaron escasos los pantalones cortos.
Sin embargo soy el que yo quise
ciudadano del mundo y de mi patria,
esa que se encuentra en los libros
entre el río del poema y el mar de la prosa;
donde los ladrones del tiempo son proscritos
y que tiene por bandera fantasía y esperanza.
Aunque los astros marquen el paso de las horas
y las arrugas surquen la imagen del espejo,
yo construyo un reloj inverso para detener al tiempo
y un deseo permanente para retener al amor.
Soy de la vieja ciudad de páginas encantadas
donde el tiempo sólo es una parte del verso.
Por eso ni crecen ni mueren los poetas
por eso, eternamente, cantan.
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Se que ho has escrit amb sentiment. M’agrada que segueixis barreixant la força del mar i el poder de la terra en els teus escrits literaris. Bona sort entranyable amic
Un peto, Angels