El gato le dijo a Alicia: No estoy loco, mi realidad es, simplemente, diferente a la tuya.

El viernes el presidente Sánchez convocó elecciones para el próximo 28 de abril. Al parecer, la multitudinaria participación en la manifestación del domingo y aquella mujer gritándole airada a Manuel Valls delante de una televisión francesa: ¿Qué está hablado… catalán?, han sido las definitivas espoletas para adelantar la convocatoria.

De inmediato han salido a la palestra los líderes de los distintos partidos a contar “su” realidad y en lo que quieren convertir a España. Sin ningún atisbo de vergüenza, Casado – el confesado misógino “lupus ahujus” -, ha manifestado que, si ganan, lo primero que harán será quitar muchos impuestos, con lo que se ha llevado el aplauso de todos los altos directivos y grandes empresarios del país, pero también de algún mileurista despistado. Igualmente ha añadido que eliminará el impuesto de Sucesiones y Donaciones, ante la emoción y griterío de los futuros herederos de las grandes fortunas y asimismo el de una respetable señora que tiene un piso de 80.000€ y que quiere dejar a su hijo, sin saber que tamaño legado está ya exento en todas partes. Del mismo modo ha predicado con entusiasmo la mano dura con Catalunya. Nada de diálogo con el independentismo y 155 al canto. Es el espíritu del engaño, de la confrontación y el de la crispación.  

Otro tergiversador de realidades, del que no voy a mencionar siquiera el nombre, experto en vivir del cuento, y no porque sea escritor, habla de gobiernos traidores, infames e ilegítimos, como si se refiriera a  gobiernos franquistas, tan cercanos a su ideología. Hay incluso quienes comparten y celebran el estado de ánimo y las metáforas de Rivera sobre Frankenstein. A pesar de todo hay gentes sencillas que les apoyan. Y ustedes se preguntaran ¿Estarán locos? No, no lo están, pero sus realidades, como las del gato, son distintas a sus propias esencias.

Entiendo que las propuestas de los trifálicos les sean propicias a unos cuantos: A los de siempre, a los de los balcones y a los tardofranquistas. Lo que es inentendible es que gentes de a pie compren las perogrulladas de Casado, el regreso al franquismo que pregona Abascal o las bravatas de niño pijo de Rivera. Tal vez porque la realidad de esas gentes es distinta y creen que ellos podrán llegar a ser, algún día, los depredadores, los explotadores y las grandes fortunas. Porque desean a la mujer atada a la pata de la cama. Porque les dan miedo lo diferente. Porque se sienten de derechas con cuentas corrientes de miseria. Porque aceptan que los poderosos les exploten y les sometan, pero se les come la envidia cuando el vecino ha tenido un golpe de suerte.

Hoy, a la vista de las próximas elecciones, y perdonen que vuelva al mito de Frankestein,  el “Trío de la Bencina”  pretende hacer suyas las palabras que Mary Shelly puso en boca del famoso doctor: Beware, for i am fearless and therefore powerfull, que para que la señora de la Plaza de Colón no crea que es catalán, le traduciré del inglés: Cuidado, porque soy intrépido y por lo tanto poderoso. Se ven capaces de engañar a muchos ciudadanos prometiéndoles hacer polvo los derechos conseguidos por todos y con tanto esfuerzo.Ellos viven su propia realidad… o su locura dictatorial. Pero, por favor, mediten con naturalidad cuál es la suya. Nunca los lobos, a pesar de sus lisonjas, perdonaron a Caperucita… ni a la abuela.