En el Río Olímpico, la injusticia se combate con el móvil
Era una de tantas noches de abril de 2015 en el Complexo do Alemão, una de las mayores conglomeraciones de favelas de Río de Janeiro.
Sentado a la puerta de su casa, Eduardo, de 10 años, jugaba con su teléfono. Esperaba impaciente el regreso de su hermana para jugar con ella mientras su madre preparaba la cena. Era lo que hacían todos los días. Pero de pronto, la normalidad cotidiana acabó.