Sin embargo, desde hace más de dos décadas, la comunidad científica mundial empezó a alertar que la Tierra se estaba calentando a un ritmo sin precedentes. El clima siempre ha variado, el problema del cambio climático actual es que en los dos últimos siglos el ritmo de estas variaciones se ha acelerado mucho y esta aceleración va a ser exponencial si no se toman medidas.
Al buscar la causa de esta aceleración se encontró que existía una relación directa entre el calentamiento global y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocado por las sociedades humanas industrializadas.
El principal de los GEI emitidos a la atmósfera por el ser humano es el dióxido de carbono (CO2) que resulta como consecuencia de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) utilizados para la producción de energía y el transporte. Otros GEI son el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), clorofluorocarburos (CFC) y compuestos perfluorados. Las concentraciones de CO2, en 2009 es de 386 ppm, excediendo sustancialmente a las existentes en los últimos 650.000 años, debido fundamentalmente a la quema de combustibles fósiles, y en menor medida al uso de la tierra.
El cambio climático y la producción y consumo de energía procedente de combustibles fósiles están estrechamente relacionados, de manera que para reducir las emisiones de CO2 es necesario cambiar el modelo energético. Combatir el cambio climático requiere una transición urgente hacia un modelo de desarrollo sostenible basado en la eficiencia y en la equidad, así como en la apuesta decidida por las energías renovables.
El cambio climático es un desafío, pero puede ser una oportunidad para abordar un verdadero desarrollo sostenible. Las medidas de ahorro y eficiencia, así como las energías renovables, favorecen un desarrollo autóctono y disminuyen la dependencia exterior.
Un pronóstico alarmante
El cambio climático avanza a una velocidad e intensidad más alta de la prevista, tal como se deduce del Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático presentado a finales de 2007.
Entre los impactos más relevantes, el Informe destaca la subida del nivel del mar, lo cual supone un riesgo para las poblaciones de ciudades costeras y la salinización de acuíferos, la reducción de los glaciares y su consecuente riesgo para la disponibilidad de agua de las poblaciones que dependen de los ríos alimentados por estos, la extinción de especies (hasta un 30%), un mayor riesgo de olas de calor y sequías en algunas zonas, y de lluvias torrenciales en otras.
Las regiones mas afectadas serán el Ártico, el África subsahariana, los deltas asiáticos o los pequeños archipiélagos de escasa altura, como el archipiélago de Tuvalu, cuyos habitantes ya han pedido refugio a Nueva Zelanda en el caso de que el mar inunde su país.
La subida del nivel del mar ya se está produciendo, y 100 millones de personas que viven a menos de un metro de altura sobre el nivel del mar están en riesgo de perder sus casas y sus formas de vida. En África, India y China podrían producirse hambrunas por la disminución de las cosechas causada por el cambio climático. La disponibilidad de agua dulce para cientos de millones de personas está amenazada. Los países pobres, que son los menos responsables del problema, son los que sufrirán más y no tienen recursos para afrontar las consecuencias.
También la Cuenca Mediterránea se está viendo gravemente afectada con pérdida de cosechas, tanto por el incremento de sequías y olas de calor, como por inundaciones causadas al concentrarse las precipitaciones en muy cortos periodos de tiempo.
España, por sus características geográficas y socioeconómicas, es muy vulnerable al cambio climático. La temperatura media ha aumentado 1,5º C el pasado siglo, el doble que la media mundial. El nivel del mar está subiendo 1-15mm anuales en el Cantábrico y Atlántico, y 0,7mm en el Mediterráneo. Además, los glaciares pirenáicos han experimentado un retroceso del 75% durante el siglo pasado.
Para este siglo, los modelos predicen para España un mayor riesgo de olas de calor, incendios e inundaciones. Un calentamiento de 3-4ºC en invierno y 5-7ºC en verano, más acusado hacia el interior peninsular que en las costas.
La frecuencia de temperaturas máximas aumentará. Los recursos hídricos disminuirán en cantidad y cambiarán en su temporalidad. Las precipitaciones disminuirán, podría llegarse a reducciones de más del 20% de los recursos hídricos especialmente en el Sur, y aumentará la irregularidad de las crecidas en las cuencas del interior y del Mediterráneo. Los procesos de erosión pueden aumentar, agravando las condiciones de desertificación donde ya existen. Se prevé que el nivel del mar ascienda mar de 10 a 68 cm, con la consiguiente desaparición de los deltas de los ríos. Además, el riesgo de incendios forestales aumentará. sensiblemente.
Políticas de Cambio Climático
La gravedad del problema del cambio climático exige que los gobiernos asuman como prioridad el combatirlo, y para ello diseñen políticas ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones de CO2, principal gas causante del problema.
Para combatir el cambio climático es necesario una voluntad política decidida tanto a nivel internacional como nacional, que priorice las opciones energéticas y de desarrollo sostenibles. Es imprescindible lanzar el mensaje adecuado a la sociedad y a los sectores productivos de la necesidad de cambiar hacia un modelo basado en el ahorro, la eficiencia, las energías renovables y la equidad. Para ello se necesita una legislación acorde y materializar en medidas concretas los objetivos de reducción de emisiones.
WWF trabaja a nivel internacional como nacional para influir en que el nuevo acuerdo que de continuidad al protocolo de Kioto a partir de 2010 (que será debatido en La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, entre el 29 de Noviembre y el 10 de Diciembre de 2010; en Cancún México) sea suficientemente ambicioso para garantizar que no se superan los 2ºC de aumento.
A nivel nacional, WWF ejerce su influencia para que España cumpla el Protocolo de Kioto principalmente con medidas internas. También pedimos al gobierno que España asuma un compromiso de reducción de emisiones para el año 2020, que no sea en ningún caso menos ambicioso que el establecido por el Protocolo de Kioto para 2012, y que lance las señales adecuadas a los sectores productivos.
WWF tiene la firme convicción de que la lucha contra el cambio climático debe ser una labor común, que involucre a todos los ciudadanos, entidades y sectores. Y lo hace dando ejmplo, participando activamente en COALICIÓN CLIMA, formada por 30 organizaciones sociales representativas del ecologismo, sindicalismo, cooperación al desarrollo, ciencia e investigación y consumidores.
Sin embargo, desde hace más de dos décadas, la comunidad científica mundial empezó a alertar que la Tierra se estaba calentando a un ritmo sin precedentes. El clima siempre ha variado, el problema del cambio climático actual es que en los dos últimos siglos el ritmo de estas variaciones se ha acelerado mucho y esta aceleración va a ser exponencial si no se toman medidas.
Al buscar la causa de esta aceleración se encontró que existía una relación directa entre el calentamiento global y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocado por las sociedades humanas industrializadas.
El principal de los GEI emitidos a la atmósfera por el ser humano es el dióxido de carbono (CO2) que resulta como consecuencia de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) utilizados para la producción de energía y el transporte. Otros GEI son el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), clorofluorocarburos (CFC) y compuestos perfluorados. Las concentraciones de CO2, en 2009 es de 386 ppm, excediendo sustancialmente a las existentes en los últimos 650.000 años, debido fundamentalmente a la quema de combustibles fósiles, y en menor medida al uso de la tierra.
El cambio climático y la producción y consumo de energía procedente de combustibles fósiles están estrechamente relacionados, de manera que para reducir las emisiones de CO2 es necesario cambiar el modelo energético. Combatir el cambio climático requiere una transición urgente hacia un modelo de desarrollo sostenible basado en la eficiencia y en la equidad, así como en la apuesta decidida por las energías renovables.
El cambio climático es un desafío, pero puede ser una oportunidad para abordar un verdadero desarrollo sostenible. Las medidas de ahorro y eficiencia, así como las energías renovables, favorecen un desarrollo autóctono y disminuyen la dependencia exterior.
Un pronóstico alarmante
El cambio climático avanza a una velocidad e intensidad más alta de la prevista, tal como se deduce del Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático presentado a finales de 2007.
Entre los impactos más relevantes, el Informe destaca la subida del nivel del mar, lo cual supone un riesgo para las poblaciones de ciudades costeras y la salinización de acuíferos, la reducción de los glaciares y su consecuente riesgo para la disponibilidad de agua de las poblaciones que dependen de los ríos alimentados por estos, la extinción de especies (hasta un 30%), un mayor riesgo de olas de calor y sequías en algunas zonas, y de lluvias torrenciales en otras.
Las regiones mas afectadas serán el Ártico, el África subsahariana, los deltas asiáticos o los pequeños archipiélagos de escasa altura, como el archipiélago de Tuvalu, cuyos habitantes ya han pedido refugio a Nueva Zelanda en el caso de que el mar inunde su país.
La subida del nivel del mar ya se está produciendo, y 100 millones de personas que viven a menos de un metro de altura sobre el nivel del mar están en riesgo de perder sus casas y sus formas de vida. En África, India y China podrían producirse hambrunas por la disminución de las cosechas causada por el cambio climático. La disponibilidad de agua dulce para cientos de millones de personas está amenazada. Los países pobres, que son los menos responsables del problema, son los que sufrirán más y no tienen recursos para afrontar las consecuencias.
También la Cuenca Mediterránea se está viendo gravemente afectada con pérdida de cosechas, tanto por el incremento de sequías y olas de calor, como por inundaciones causadas al concentrarse las precipitaciones en muy cortos periodos de tiempo.
España, por sus características geográficas y socioeconómicas, es muy vulnerable al cambio climático. La temperatura media ha aumentado 1,5º C el pasado siglo, el doble que la media mundial. El nivel del mar está subiendo 1-15mm anuales en el Cantábrico y Atlántico, y 0,7mm en el Mediterráneo. Además, los glaciares pirenáicos han experimentado un retroceso del 75% durante el siglo pasado.
Para este siglo, los modelos predicen para España un mayor riesgo de olas de calor, incendios e inundaciones. Un calentamiento de 3-4ºC en invierno y 5-7ºC en verano, más acusado hacia el interior peninsular que en las costas.
La frecuencia de temperaturas máximas aumentará. Los recursos hídricos disminuirán en cantidad y cambiarán en su temporalidad. Las precipitaciones disminuirán, podría llegarse a reducciones de más del 20% de los recursos hídricos especialmente en el Sur, y aumentará la irregularidad de las crecidas en las cuencas del interior y del Mediterráneo. Los procesos de erosión pueden aumentar, agravando las condiciones de desertificación donde ya existen. Se prevé que el nivel del mar ascienda mar de 10 a 68 cm, con la consiguiente desaparición de los deltas de los ríos. Además, el riesgo de incendios forestales aumentará. sensiblemente.
Políticas de Cambio Climático
La gravedad del problema del cambio climático exige que los gobiernos asuman como prioridad el combatirlo, y para ello diseñen políticas ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones de CO2, principal gas causante del problema.
Para combatir el cambio climático es necesario una voluntad política decidida tanto a nivel internacional como nacional, que priorice las opciones energéticas y de desarrollo sostenibles. Es imprescindible lanzar el mensaje adecuado a la sociedad y a los sectores productivos de la necesidad de cambiar hacia un modelo basado en el ahorro, la eficiencia, las energías renovables y la equidad. Para ello se necesita una legislación acorde y materializar en medidas concretas los objetivos de reducción de emisiones.
WWF trabaja a nivel internacional como nacional para influir en que el nuevo acuerdo que de continuidad al protocolo de Kioto a partir de 2010 (que será debatido en La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, entre el 29 de Noviembre y el 10 de Diciembre de 2010; en Cancún México) sea suficientemente ambicioso para garantizar que no se superan los 2ºC de aumento.
A nivel nacional, WWF ejerce su influencia para que España cumpla el Protocolo de Kioto principalmente con medidas internas. También pedimos al gobierno que España asuma un compromiso de reducción de emisiones para el año 2020, que no sea en ningún caso menos ambicioso que el establecido por el Protocolo de Kioto para 2012, y que lance las señales adecuadas a los sectores productivos.
WWF tiene la firme convicción de que la lucha contra el cambio climático debe ser una labor común, que involucre a todos los ciudadanos, entidades y sectores. Y lo hace dando ejmplo, participando activamente en COALICIÓN CLIMA, formada por 30 organizaciones sociales representativas del ecologismo, sindicalismo, cooperación al desarrollo, ciencia e investigación y consumidores.
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