¿Había razones para hacerlo?, ¿Es éticamente correcto?.

Según la legislación el indulto solo está reservado para casos excepcionales, referidos a supuestos de desproporción entre la pena y el delito, a crasos errores judiciales o a enfermedad del reo incompatible con la prisión. En el caso del Sr. Sáez no se aprecia ninguno de estos supuestos.

La condena era de apenas 3 meses de arresto, pero llevaba aparejado la inhabilitación para seguir en su puesto y ahí estaba el meollo de la cuestión. El indulto le permitirá seguir cumpliendo los requisitos de “honorabilidad” que exige el Banco de España para los ejecutivos del sector financiero y de esa forma le permite continuar en su puesto.

El delito por el que fue condenado lo cometió mientras era directivo del banco Banesto y utilizando un artificio repudiable en el tráfico mercantil como es la falsedad, lo cual obliga a analizarlo en clave ética:

  • ¿Puede gobernar al principal banco del país alguien que ha sido condenado por lanzar falsas acusaciones?
  • La recuperación de la credibilidad de las distintas Instituciones, necesaria para superar la crisis, ¿no hace imprescindible tomar medidas sancionadoras ejemplarizantes a quien incumpla la legalidad?
  • ¿Dónde quedan las normas del “buen gobierno” del banco y sus políticas de RSC?

El análisis de lo ocurrido pone de manifiesto otro hecho significativo: los silencios ante lo acontecido. El indulto lo concedió el gobierno del PSOE, quizás como último favor a quien ha sido, durante las dos legislaturas, su banquero de cabecera. Pero PP, CiU, PNV, IU, sindicatos, medios de comunicación …se han callado o han pasado de puntillas sobre el asunto.

¡Cuán alargada debe ser la sombra del poder de este banco y de su presidente Sr Botín!

Al rememorar lo acontecido en AUSCHWITZ se deduce que en tales circunstancias mucha gente debió mirar para otro lado. Ante la crisis que nos sacude ¿vamos a seguir mirando para otro lado y consentir que los culpables se vayan de rositas?

Decía Gandhi que: “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”. Mi mayor esperanza es que nuestra sociedad actual salga de su letargo y nos comportemos como ciudadanos concienciados y consumidores exigentes que no comulgan con ruedas de molino y para los que no todo vale. Que denuncian y boicotean, si es preciso, a bancos y empresas que se comportan irresponsablemente. Es un poder que debemos ir ejerciendo y las redes sociales nos brindan un medio potentísimo para hacerlo.

 

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