Si el “poder”, esas elites políticas y económicas que nos han conducido a la presente situación de bancarrota, lo estiman oportuno, nuestras llamadas pueden ser escuchadas en cualquier momento, nuestros correos electrónicos leídos por quien le plazca y nuestros tuits monitorizados por quien lo considere. Las fuerzas que mantienen “la Ley y el orden”, en favor de unos pocos, harán, así, su trabajo.

Mucho se habla estos días del ciberespionaje internacional. De cómo Obama espía a Merkel, de cómo Merkel se enfada con Obama, de cómo los tentáculos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos llegan a los teléfonos de líderes mundiales y sus escuchas a países como Alemania, Italia, Francia y ahora sabemos que, también, al Estado español. Parece que asistimos a  una nueva entrega de la saga de Bourne. Con argumentos que nada tienen que envidiar a las novelas de Robert Ludlum.

La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la CIA… son, una vez más, los malos malísimos, pero no olvidemos que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no se queda corto. Los medios de comunicación no tienen problema en destapar los trapos sucios del espionaje internacional, agradeceríamos, también, un poco de luz sobre el CNI e investigación e informes acerca de su presupuesto, funciones, objetivos. El Gran Hermano no nos cae tan lejos.

Ayer Anonymous en Catalunya filtraba un dossier con 38 informes del Cesicat (Centre de Seguretat de la Informació de Catalunya) y de los Mossos de Esquadra, donde quedaba constancia del espionaje sistemático a activistas sociales, medios de contra-información, organizaciones políticas anticapitalistas… Nada nuevo bajo el sol. A menos Estado social, más Estado penal y punitivo. Hoy luchar contra los desahucios, los despidos, los recortes en sanidad y educación, los CIEs… es tipificado, por lo que vemos, de delincuencia y, por lo tanto, susceptible de ser espiado, denunciado y penado. Gracias a Anonymous por poner datos, palabras y cifras a algo que ya sabíamos. Curiosa manera, o no tanto, la de CiU de avanzar hacia nuevas estructuras de Estado.

No hay dinero para educación ni sanidad ni vivienda pero sí para espiar a activistas sociales que se oponen a unas injustas medidas de salida a la crisis generadoras de paro, hambre y desahucios. Sin ir más lejos, el presupuesto de este año del Gobierno español para material antidisturbios aumentó un 1.700% respecto al ejercicio anterior. Sobran los comentarios.

Años atrás, los activistas contra las cámaras de vídeo-vigilancia, que proliferan en nuestras ciudades y son una sutil e invisible arma de control social, ya decían: “Sonríe. Te estamos grabando”. Seguiremos sonriendo al salir a la calle, al hablar por teléfono, al escribir nuestros emails o al colgar información en facebook o tuiter. Sonriendo hasta que les rompamos todos sus micros y cámaras.

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