Quedan para la memoria permanente las más abominables afrentas a una raza que, en estos momentos, ofrece símbolos de alcance mundial, como el que representa Nelson Mandela, encarcelado durante 27 años por el sólo delito de su piel morena, y el liderazgo del país más poderoso de la tierra.

Quedan atrás pero deben permanecer imperecederas, para orientar nuestra acción cotidiana.

En el julio de 1992 escribí en la Isla de Goré, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, el siguiente poema:

Su última

mirada

a aquella puerta

angosta,

a aquella isla,

a aquella tierra,

suya

que ahora navega

en olas de desamor

hacia ignoradas costas.

 

Cuánto

queremos hoy

esos sollozos,

esa última

mirada viajera

desenraizada

brutalmente

de su paisaje,

de su casa,

de sus riberas.

 

Fueron vendidos

al peso.

 

Debemos

pagar la deuda.


Debemos pagar la deuda.

Éstas sí que son deudas importantes contraídas en un pasado que debe iluminar ahora los caminos del futuro.

 

federicomayor.blogspot.com