Gestionando nuestra energía emocional de forma creativa y amorosa podemos mejorarnos como personas y aumentar la calidad de nuestras relaciones, respetando y cuidando nuestro mundo. Lo que hacemos y lo que dejamos de hacer tiene consecuencias dentro del ecosistema humano, por lo que deberíamos tener dos valores clave muy en cuenta: responsabilidad y conciencia del impacto emocional global.
Una vida emocionalmente sostenible es posible y para ello es necesario trabajar las tres “R”: Reducir los contaminantes emocionales, Reciclar recursos y emociones, y Recuperar la armonía. Somos responsables de lo que somos y corresponsables del mundo que habitamos, por lo que para conseguir la armonía hay que reducir el nivel de tóxicos que emanamos, reutilizar y reciclar capacidades y habilidades adormecidas, además de reparar heridas.
Formamos parte de un ecosistema humano y natural en el cual todos somos piezas importantes que influyen en el conjunto; nuestras acciones o nuestra pasividad tienen un impacto en el clima emocional global, haciendo que aumenten el equilibrio, la armonía, el bienestar y la creatividad o, en su defecto, el desequilibrio, el sufrimiento, la enfermedad…
Código ético de la ecología emocional y sus principios:
De unicidad: no puede haber una humanidad ajena y desconectada del resto de los seres de la Naturaleza; no podríamos existir prescindiendo de lo demás.
De realidad: ésta no es como deseamos que sea, sólo “es”; se produce el cambio al tomar conciencia y aceptar este principio aplicándolo a la situación presente.
De libertad: todo lo que ocurre en nuestra vida empieza con una decisión ante las opciones que se nos presentan.
De responsabilidad: supone dar respuesta adecuada a los retos que nos plantea la vida, ser responsables en un 100% en lo que depende de nosotros y podemos controlar.
De respeto: sólo respetándonos a nosotros mismos podremos respetar a lo y los demás, sin invadir territorio ajeno, respetando diferencias sin sentirlas como amenazas.
De prevención: se trata de aplicar la visión anticipada, la prudencia ante situaciones que vivimos, tratando de que nos aporten bienestar y orientados a crear.
De sostenibilidad: es el uso equilibrado de nuestra energía fluyendo generosamente ideas, emociones, experiencias, conocimientos, interrelacionándonos solidaria y recíprocamente.
De crecimiento paralelo: quien se relaciona bien consigo mismo también tiene la capacidad de hacerlo con los demás, y viceversa.
De coherencia: cuanta más de ella haya entre nuestro pensar, nuestro sentir y nuestras acciones, de tanto más equilibrio, bienestar y libertad gozaremos.
De acción: nuestras acciones nos definen.
De conservación: antes de decidir eliminar algo o permitir su destrucción es necesario reflexionar sobre su valor. Todo fluye, algunas especies ganan, otras pierden, nacen, crecen, decaen, invaden, se imponen o son apartadas; para conservar y preservar es preciso controlar activamente.
Leyes de la ecología emocional
- Ley de la diversidad y riqueza de afectos: la vida natural depende de su diversidad y riqueza (todos los afectos son necesarios).
- Ley de la interdependencia afectiva: todas las formas de vida dependen entre sí (somos sistemas de energía abiertos y nadie es emocionalmente autosuficiente; lo bueno que hacemos tiene un impacto positivo en el Universo, lo “malo” perjudica a todos).
- Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos: todos los seres vivos y todos los recursos son limitados (hay que hacer una buena gestión de los afectos; su mala gestión puede acabar agotándonos y destruyéndonos).
Según sus creadores, las leyes de la gestión ecológica de las relaciones son:
- Ley de la autonomía: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán.
- Ley de la prevención de dependencias: no hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos.
- Ley del boomerang: todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.
- Ley del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: no hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.
- Ley de la moralidad natural: no hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.
- Ley de la autoaplicación previa: no podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo.
- Ley de la limpieza relacional: tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y que no nos permiten crecer como personas.
Fuente: Institut D’Ecologia Emocional
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