Debo confesarles que aquí tengo el corazón partido. Por un lado entiendo a quienes no la han querido apoyar por razones de Estado, por el momento especial por el que estamos pasando o porque en el fondo saben que no va a conducir a nada. Por otro lado estoy de acuerdo con los que la pedían, porque nadie, incluido el Borbón, tienen que estar al margen de la ley. Sí, reconozco que me escaqueo no pronunciándome y además, como diría Antonio Machín:.. Y no estoy loco.

Permítanme hacer un chiste malo y decirles que las comisiones le suenan tan bien al ex emérito, que dudo que esta le diera miedo, sobre todo porque nadie es capaz de sacudir las ramas. Por otro lado, al ciudadano Juan Carlos ya le ha juzgado el Pueblo y la Historia y me temo que no sale demasiado bien parado ni del uno, ni del otro juicio.

Ahora es cuestión de que todos ustedes le adjetiven, a unos nos parecerá despreciable su actuación, otros reputaran –el parónimo del verbo viene que ni pintado–sus acciones, de todo habrá en la viña del Señor.

Pero con comisiones o sin ellas, sepan que se ha llenado los bolsillos y eso, señoras y señores, no hay quien lo desmienta.