Desde un principio el proyecto contó con la desaprobación de la comunidad científica, de las asambleas municipales y alcaldes de la región, de las comunidades aledañas y de los grupos ecológicos locales e internacionales.

Al anular el endoso, la JP reconoció que su aprobación fue precipitada, ya que la Declaración de Impacto Ambiental aprobada por la Junta de Calidad Ambiental (JCA) se encuentra bajo impugnación en los tribunales.

Recordó que la empresa proponente adelantó la construcción de caminos y terraplenes, en áreas de bosque seco en Guayanilla y Yauco, causando la destrucción de miles de árboles e impactando importantes yacimientos arqueológicos, humedales, hábitat crítico y otros elementos naturales irremplazables, incluyendo el hábitat del Sapo Concho y del Guabairo, ambas especies únicas de Puerto Rico y en peligro crítico de extinción.

El portavoz del SOPI sostuvo que, durante el proceso de evaluación, la JP tuvo la oportunidad de evaluar numerosas irregularidades. Asimismo, reafirmó el apoyo -por parte de la organización a la que representa- a la generación de energía mediante fuentes renovables, donde el uso del suelo sea apropiado y no se comprometan los recursos naturales.

Ed. Deborah Wall

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