El problema no es ni ha sido sólo inter-religioso sino intra-religioso. Conflictos entre musulmanes sunitas, chiitas, salafitas,… devenidos irreconciliables en muchos casos. Y agravamiento de las diferencias entre católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, evangelistas… con un considerable número de “variantes” a su vez…

Huntington totalmente desacreditado como vigía de los conflictos en creencias, el ex Presidente de Irán, Mohamed Khatamí, propuso a las Naciones Unidas en 1988 el Diálogo de civilizaciones. Consolidados después, a iniciativa del Presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, como Alianza de Civilizaciones, las Naciones Unidas incorporaron ambos programas y, a propuesta de la UNESCO, la Asamblea General ha aprobado recientemente múltiples actividades para el “acercamiento” de culturas.

Culturas como actitud, como comportamiento cotidiano, como expresión de una manera de ser, de sentir, de pensar, de creer, de crear…

Pero cuando parecía que estábamos en el buen camino hacia la igual dignidad de todo ser humano, sea cual sea su género, fe, ideología, raza… a través del respeto sin fisuras a la infinita diversidad humana, su riqueza, unida por un puñado de valores universalmente aceptados, su fuerza, hete aquí que aparece en el horizonte, ensombreciéndolo todo, el poder económico que prevalece sobre cualquier otra forma de expresión y de gobernanza.

El dinero lo absorbe todo: el poder político, con un progresivo debilitamiento del Estado-nación; los valores éticos y principios democráticos, que se sustituyen a escala mundial por las leyes mercantiles; y se margina al Sistema de las Naciones Unidas intentando poner las riendas del destino común en manos de ridículos e ineficientes grupos plutocráticos. El “gran dominio” –concentrado en consorcios energéticos, financieros, militares y mediáticos, en buena medida en manos del Partido Republicano de los Estados Unidos- llega a tener tal influencia que ¡nombra a Gobiernos sin comicios electorales en Europa, empezando por el de la cuna de la democracia, Grecia!; y deslocaliza buena parte de la producción en China y otros países, sin detenerse a considerar las condiciones laborales ni el mínimo seguimiento de los Derechos Humanos…

El formidable remolino financiero sólo entiende de beneficios y no es sensible al deterioro del medioambiente, a los desgarros sociales, al desempleo, a la humillación de tantos millones de personas desoladas, confusas, indignadas…

Europa se precipita al vacío, al tiempo que China, el gran país comunista convertido en el gran país capitalista de la Tierra, asume progresivamente el liderazgo que hasta hace poco se hallaba en manos occidentales: se convierte en “fábrica para el mundo” con tecnología propia, y su presencia empresarial -infraestructuras, servicios,…- en África y América Latina, por ejemplo, es apabullante, hasta el punto de adquirir tierras, el “fruto prohibido” que debe seguir estando excluido de cualquier transacción.

“Poderoso caballero es don dinero”, escribió Cervantes. Pero ahora, cuando se están alcanzando límites que no deben tolerarse, los ciudadanos “advertidos”, con una potente vanguardia integrada por los científicos, docentes, artistas, intelectuales… no permitirán que se consume este proceso de “absorción progresiva” y, personal y virtualmente, promoverán la concordia y la convivencia pacífica… y situarán de nuevo en el centro de la conducta personal y colectiva los valores que, necios, los neoliberales sustituyeron por los precios.

Tenía toda la razón Don Antonio Machado: “Es de necio confundir valor y precio”.

 

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