En el primer caso algunos abuelos campesinos acostumbraban quemar antes de la siembra, la maleza que quedaba luego de la limpieza de las tierras, de modo que, en la preparación de los surcos, las cenizas que quedaban se usaban como abono. Esta práctica no es recomendada porque degrada el suelo fértil, afecta a la polinización y otros fenómenos reproductivos naturales en general. Pero cada vez se practica más contribuyendo a la aceleración del calentamiento.
En el segundo caso que es la agroindustria, el uso del fuego ocurre en una escala monumental de miles de hectáreas al mismo momento, lo cual está ocasionando la sobrecarga de dióxido de carbono en la atmósfera, habiéndose convertido en la principal fuente de gases de efecto invernadero que seca el hielo glaciar y extingue miles de especies animales y vegetales, una acción que ha colocado desde hace varios años a países sudamericanos como Bolivia, Argentina y Brasil entre los grandes aportantes al calentamiento desde el “tercer mundo”.
Así cambia la figura de que los únicos monstruos están en el norte del planeta con su industria, automovilismo y armamentismo.
En el hemisferio sur la temporada de chaqueos empieza en agosto, cuando se despide al invierno, lo que también marca el inicio de la pesadilla incendiaria anual que ha estado avanzando sobre los bosques, la amazonía y también tierras altas del altiplano, con manchas de fuego cada vez más amplias y cercanas a las cumbres.
Por eso en este mes de mayo queremos lanzar una campaña más contra el uso de fuegos y el biocidio primaveral que ataca a los complejos vitales que no recuperaremos. Pedimos que todos los recursos de cooperación destinados a la “ayuda” a las víctimas de incendios, se destinen a la prevención de usos indiscriminados del fuego, que se concentren en la consigna de NO quemar en temporada seca que contempla los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre, que es cuando existen vientos más fuertes y favorables a la expansión de cualquier llama pequeña que exista sobre la vegetación seca postcosechas.
Entendamos de una vez que existen mejores abonos que la ceniza y que la quema del plástico de los basurales no da abono. Armémonos de agua para combatir la política incendiaria, cada quien con su árbol desde su casa, plantar es defender y acampar en los bosques, humedales, huertas y ríos durante el trimestre seco no es una locura, es de las pocas estrategias que nos queda por aplicar a quienes deseamos vivir.
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