La creciente clase media en América Latina demanda cada vez más y mejores sistemas de salud, educación y seguridad. Mariana Ceratti / Banco Mundial

Hay, aparentemente, razones para celebrar. Pero los últimos meses parecen contradecir la afirmación anterior, tanto en las calles como en las redes sociales.

Protestas callejeras masivas han reverberado a lo largo y ancho de la región, incluyendo a gigantes económicos como Brasil, hasta economías de gran crecimiento como Perú y Chile.

El descontento se puede resumir en dos palabras: mejores servicios.

“Es necesario romper el círculo vicioso de bajos impuestos y malos servicios que afectan a todos” afirmó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Las clases medias están acostumbradas a pagar pocos impuestos y esperar poco de sus gobiernos” agregó durante el foro sobre la clase media y la brecha de los servicios públicos en América Latina organizado por el Banco Mundial y EL PAÍS.

Un poco de contexto, para que se entienda mejor. Para un europeo de clase media ir al médico y recibir un buen servicio sin pagar un solo céntimo es algo común y generalmente bien arraigado a sólidas tradiciones democráticas. Un norteamericano de clase media, por su parte, suele tener la certeza de que sus hijos recibirán una educación pública de calidad y de que, si sacan buenas notas en el instituto, podrán optar a unas becas que les catapultarán a las mejores universidades del mundo.

En el caso de Latinoamérica –salvando las distancias entre países-, ni lo uno ni lo otro parece estar al alcance del ciudadano medio, aquél que ingresa entre 10 y 50 dólares al día y que, aparte de no estar acostumbrado a recibir servicios públicos de calidad, tampoco puede, por ejemplo, costear una universidad privada de referencia para sus hijos.

Sin embargo, durante el evento, Marta Lagos, directora ejecutiva de Latinobarómetro, señaló que en América Latina la población se empoderó con cuatro dólares al día y no con 10, y que un 60% de la gente está dispuesta a salir a la calle. “América Latina está acostumbrada a las crisis y se teme que la prosperidad futura la tengan unos pocos» alertó.

En esto coincidió Fernando Lorenzo, Ministro de Economía de Uruguay, quien planteó “La concentración y la desigualdad destruyen el protagonismo de los ciudadanos y mina el poder de las clases medias de transformar.”

Paradoja económica

De acuerdo a los expertos, la brecha entre el tamaño de las clases medias y el de los servicios se explica en parte, y paradójicamente, por el éxito económico de la región.

“El consumo de las clases medias impulsa o deprime las economías,” señaló durante su intervención el  Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias.

Por su parte, Mauricio Cardenas, Ministro de Hacienda de Colombia, sostuvo que el crecimiento de la clase media es una gran oportunidad pero al mismo tiempo un desafío ya que “la sostenibilidad de la clase media en América Latina requiere de sostenibilidad del empleo.”

En efecto, Ángel Ron, presidente del Banco Popular, insistió en el rol de las pequeñas y medianas empresas como vertebradoras de las clases medias ya que “emplean un 67% de la fuerza laboral del mundo y son el motor de muchas economías.”

Para concluir, Luciano Coutinho, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social dijo que se necesita un cambio político. «No hay crecimiento si no se toma en cuenta la movilidad social ascendiente» advirtió.

La voz de los usuarios

Miles de latinoamericanos siguieron la transmisión en vivo del foro y se animaron a participar con sus comentarios y preguntas a través de las redes sociales. Desde  Chile, el usuario de Twitter COPEISH escribió “El crecimiento económico debe ser el camino para lograr el bienestar social. Un rol importante lo tienen los servicios”, mientras que ElbytaB de Colombia agregó  “En el momento en que no reproduces ganancias y te estancas, es cuando sales a la calle a protestar”.

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