El estudio, publicado por Geophysical Research Letters, encontró que los cambios en el uso del suelo provocados por una aceleración importante en el cultivo de biocombustibles podrían hacer que algunas regiones se calienten aún más.

Es fácil mirar a fuentes de energía nuevas y limpias, ver como mejorará el calentamiento global y detenerse ahí, sin considerar todas las ramificaciones. Pero cuando se trata de mitigar el cambio climático, hay más a considerar que la simple sustitución de los combustibles fósiles por una fuente de energía más limpia.

En el estudio exploraron algunas de estas consecuencias al considerar dos escenarios: uno donde se talan más bosques para el cultivo de biocombustibles y otro donde los bosques se mantienen y la productividad del terreno se intensifica mediante fertilizantes y riego.

En ambos casos, los investigadores encontraron que en una escala global, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan; mayor cantidad de dióxido de carbono a medida que los bosques que lo absorben se cortan en el primer caso y mayores niveles de óxido nitroso cuando se intensifica el uso de fertilizantes.

Pero, el calentamiento global se contrarresta cuando el cultivo adicional refleja más luz solar y provoca un enfriamiento. De forma adicional, el aumento de los biocombustibles puede reemplazar algunas fuentes de energía basadas en combustibles fósiles, contrarrestando incluso más el calentamiento.

Mientras que los efectos de la expansión a gran escala de los biocombustibles parecen anularse mutuamente a escala global, el estudio apunta a impactos regionales en algunos casos lejanos al lugar donde se cultiva la biomasa. En los trópicos, por ejemplo, la limpieza de los bosques probablemente secará el clima y provocará un alza en las temperaturas, con la cuenca del Amazonas y África Central subiendo su temperatura en unos 1,5 grados Celsius.

Este calentamiento tropical se agrava con la deforestación, lo que además provoca la liberación de CO2 a la atmósfera, incrementando sus efectos. Mientras tanto, las regiones árticas experimentan un enfriamiento debido al aumento de la reflectividad por la deforestación.

A partir de estos resultados, el equipo de investigadores encontró que políticas de uso del suelo que permitan una deforestación más amplia tendrían un importante impacto regional en las emisiones y temperatura. Políticas que protejan los bosques probablemente harían más tolerables las futuras condiciones ambientales, especialmente en los trópicos.

 

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