Según un último recuento, la crecida de las aguas ha dejado además 55.645 familias de damnificados, 39.289 hectáreas dañadas de cultivos y ha provocado deterioro en puentes y caminos, además de la desaparición de once personas.
“Esa situación obliga a redoblar esfuerzos, a tomar medidas preventivas y asistir con ayuda humanitaria a las poblaciones anegadas por el agua”, dijo el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, al dar el nuevo balance en declaraciones a medios estatales.
Las intensas lluvias continuaron ayer en una vasta zona de la Amazonia boliviana, especialmente en poblaciones del departamento de Beni (noreste), informó el presidente, Evo Morales, en rueda de prensa, tras sobrevolar la región. Morales encabezó el viernes las tareas de socorro al área siniestrada, adonde se accede únicamente por helicóptero, mientras las lluvias no cesaban en el departamento Beni, principal foco de la emergencia.
Tras el sobrevuelo, Morales dijo desde Trinidad, capital de Beni (noreste), que “puede empeorar la situación” y que hay que “estar preparados”. El presidente entregó tres mil toneladas de forraje para el ganado. El gobierno se ha visto precisado a contratar de empresas privadas una flotilla de helicópteros MI-8 de fabricación rusa para distribuir vituallas, informó Morales.
La oficina de meteorología dio el jueves señal de alerta roja para cuatro departamentos de Bolivia afectados por inundaciones y donde se esperan más lluvias las próximas horas.
El servicio de meteorología ha puesto en alerta roja a los departamentos de La Paz (oeste), Santa Cruz (este), Beni (noreste) y Cochabamba (centro), que han sido duramente castigados por temporales las últimas semanas.
El gobierno decretó hace más de dos semanas la emergencia nacional a fin de destinar mayores recursos públicos para responder a la situación. La temporada de lluvias suele durar hasta marzo.
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