El mundo de las certificaciones sostenibles, sociales, éticas y ecológicas está creciendo. Esto quiere decir que cada vez más consumidores piden productos buenos en todos los sentidos, productos que no sólo destaquen por buena calidad material, sino que además en su producción se haya respetado a las personas y al medio ambiente.
Estamos en Octubre, y octubre lleva ya tres años siendo el Mes de Campaña de la certificación Fairtrade. Es una posibilidad más de que las empresas y los políticos sepan, lo mucho que se mueve en España a favor del Comercio Justo y que el movimiento es muy amplio.
El grito de “¡No más ayuda, queremos Comercio!” fue el pistoletazo de salida para la carrera hacia un Comercio internacional más Justo que respete en toda la cadena de comercial, la dignidad, los derechos, el desarrollo y prosperidad de todas las personas.
FLO, la organización internacional que elabora los estándares Fairtrade-Comercio Justo y el Centro Internacional del Consejo de Administración Forestal (Forest Stewardship Council Internacional, FSC*) han lanzado un proyecto piloto conjunto de apoyo a los pequeños productores de madera y comunidades de pequeños productores para la fomentar su visibilidad en el mercado así como asegurar precios justos para sus productos.
La multiplicación y desarrollo de los mercados con productos de Comercio Justo es incuestionable. Los datos así lo confirman. Los consumidores de la UE compran cada año productos por un valor aproximado de 1.500 millones de euros, es decir setenta veces más con respecto a 1999.
La UE apoya iniciativas de Comercio Justo, pero ¿cuándo el comercio será justo de verdad? Las ONG de Desarrollo y las organizaciones de consumidores juegan un papel importante en la lucha por unas normas más equitativas en el comercio convencional.
Que la problemática de género y la visibilización de la situación de las mujeres en este desigual mundo en el que vivimos están a la orden del día es algo que todas las personas, estemos o no más sensibilizadas con ello, sabemos. Pero a veces se nos escapa pensar que eso que en la teoría se conoce como mainstreaming o transversalización de género, es decir, un análisis de las realidades con una perspectiva que tenga en cuenta este desequilibrio de la balanza como punto de partida, se puede (y se debería) aplicar a cualquier campo. También al Comercio Justo.
En plena Semana Santa las ventas de chocolate suben, y con ellos la preocupación por la persistencia del problema del trabajo infantil en la industria del cacao.
El orden económico, financiero y comercial que impera en nuestros días ha provocado la deshumanización de un sistema comercial que parece casi intocable y que hoy está poniendo en peligro la supervivencia millones de personas en el mundo entero.
Introducir artículos de Comercio Justo en nuestras compras cotidianas nos hace personas más responsables y conscientes de nuestro consumo.
