Con esta elección, además de adquirir productos de calidad que satisfacen nuestras necesidades, apoyamos un modelo diferente de desarrollo para los países del Sur y una mayor sostenibilidad del Planeta; apostamos por defender el medio ambiente, y los derechos laborales y sociales de los y las productoras. ¿Sabes quiénes son esas personas? ¿Sabes qué estás consiguiendo realmente con tu compra? Te invitamos a oír sus voces.

Mahaguthi. © Setem
Mahaguthi: El Comercio Justo en Nepal

El proyecto “Mahaguthi Craft With a Conscience” empezó en 1984 abriendo una tienda en Katmandú, Nepal, para dar salida a productos textiles realizados por mujeres pobres y socialmente discriminadas, formadas en proyectos de inserción. Más tarde iría apoyando a otros pequeños productores de artesanía. En la parte productiva, empiezan con tres máquinas tejedoras y cinco personas. Un duro trabajo, y el apoyo recibido de los consumidores del Norte, los han convertido en una de las principales organizaciones de Comercio Justo en Nepal, con 42 personas en plantilla, 70 productores internos, y muchos otros grupos productores asociados.

Sunil Chitrakar, director de Mahaguthi, resume el marco en el que nace el Comercio Justo, y su impacto en el desarrollo de la siguiente manera: “La pobreza no es una elección de la gente”.

Es el sistema social y económico el que hace que la gente se encuentre en esa situación, privándoles de un acceso a los medios para poder cubrir sus necesidades básicas de subsistencia. Reducir la pobreza sólo es posible proporcionándoles oportunidades. (…) El Comercio Justo significa empoderar económicamente a la gente. Darles trabajo, pagarles de un modo justo y tratarlos como personas, marca la diferencia en sus vidas, en la de sus hijos y en la sociedad en general. (…) Por nuestra experiencia, estamos cada vez más seguros de que el Comercio Justo trabaja para las personas, trabaja dando a la gente medios sostenibles para vivir.

“Hemos sido capaces de crear pequeñas empresas rurales sostenibles, capacitar a cientos de personas, desarrollar sus potencialidades, y darles un modo de vivir digno con las habilidades que tienen.”

Hoy en día Mahaguthi proporcionan formación, servicios de apoyo, y garantía de compra a los artesanos, trabajando juntos con proyectos de desarrollo. El crecimiento de las ventas al exterior mediante el Comercio Justo beneficia a los productores y artesanos de la siguiente manera:

  1. Se han hecho más pedidos a los productores (artesanías de papel, cerámica, textil, plata…)
  2. Más gente consigue empleo con Mahaguthi y sus organizaciones asociadas. Creación de nuevos grupos de productores.
  3. Mejora en tecnología, condiciones de trabajo y bienestar de los productores, debido al aumento de las ganancias.

El 40 % de los beneficios se destina al programa social. El 10 % se distribuye entre el personal y los productores como incentivos anuales. El resto se utiliza para proyectos, desarrollo de productores, investigación, expansión e inversión en negocios.

Pero el Comercio Justo es mucho más que beneficios económicos y laborales. Nirmala Mager es una mujer de 33 años que entró en contacto con Mahaguthi hace 12 años. En aquel momento, su situación económica no le permitía cubrir sus necesidades básicas diarias.

Empezó a trabajar preparando el hilo para tejer. Con gran entusiasmo y el objetivo claro de obtener ingresos, aprendió a tejer. Actualmente, la libertad financiera que le dan sus ingresos no sólo le permite mantener a su familia y educar a sus dos hijos en Katmandú: Ha obtenido un mayor reconocimiento en su familia y en su sociedad, que la han hecho sentirse orgullosa de ella misma. “Soy independiente gracias a mi trabajo. Ahora no tengo que pedir permiso a mi marido para lo que quiero”, dice Nirmala con una feliz sonrisa.

MCCH. “Maquita Cushunchic Comercializando como Hermanos” en Ecuador

Hace más de 20 años, bajo el lema: “una Tierra de Justicia y Hermandad es posible”, se formó entre mujeres y hombres de sectores urbano-marginales de Quito (Ecuador) un movimiento de consumidores con el fin de permitir el acceso a productos de la cesta básica directamente entre familias productoras y consumidores. Nace así, en 1985, MCCH, con el objeto de generar espacios de conciencia crítica frente a las políticas del sistema de mercado capitalista, haciendo posible un modo de comercialización alternativa.

Bajo esta perspectiva, el trabajo de MCCH encajó perfectamente en el Comercio Justo, y los grupos productores se han visto favorecidos por este sistema, que les permite obtener una vida más digna dotándoles de recursos para sus familias y comunidades, lo que a su vez les ha facilitado un desarrollo personal.

Christian Mera, del equipo directivo de MCCH destaca que “si bien el Comercio Justo constituye un mercado alternativo, sobre todo es una opción de vida para los productores. (…) Supone el cambio positivo en las personas y su entorno: la participación activa de las mujeres, que estaban relegadas a un segundo plano, líderes que apoyan un nuevo caminar, vidas de personas orgullosas de su producción y microempresas exitosas que producen bienes que cumplen los más altos estándares de calidad. (…) Nos hemos unido creyendo que es posible una Tierra de Justicia y Hermandad. Otros, sensibles a esta realidad, se suman como consumidores solidarios, gustosos de tener en su mesa productos deliciosos y saludables con un ingrediente único y especial: La Dignidad Humana”.

Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (CLAC)

Su presidente, Víctor Pérezgrovas, comparte también con nosotros su punto de vista: “Cuando algunas personas nos visitan, pueden constatar que las comunidades campesinas que están dentro del Comercio Justo perviven y se desarrollan. Cuando al mismo tiempo sus vecinos pueden estar pensando en emigrar hacia los EE.UU. o hacia zonas urbanas, abandonando sus campos, el Comercio Justo permite seguir pensando en un futuro optimista para las familias. Con el Comercio Justo estamos demostrando desde ahora que un nuevo mundo es posible, y que ese mundo nuevo lo podemos ir construyendo entre todos en cada compra.”

Esto representa cada compra de Comercio Justo: un compromiso personal, entrar a formar parte de una cadena en la que, con nuestra elección de consumo, nos convertimos en el eslabón más importante para conseguir un mundo más justo. Las organizaciones de Comercio Justo trabajamos mano a mano con los grupos productores para apoyar su desarrollo, por la mejora de sus condiciones de vida. Pero sin los y las consumidoras, nuestro trabajo carecerá de sentido. Por eso, no olvides que el Comercio Justo te necesita. Apoya al Comercio Justo adquiriendo sus productos y únete ya a este consumo responsable que es una de las más potentes herramientas de desarrollo que tenemos a nuestro alcance.

Por Carlos Pérez Gil – Setem.org