Pero creo que, ya sobrepuesto, el rubor inicial no debe impedir que haga una valoración muy elogiosa de esta obra tan necesaria actualmente cuando, en medio de los últimos estertores del neoliberalismo globalizador, es necesario vencer la inercia y diseñar otro mundo posible, un futuro distinto.
El porvenir está por hacer y es preciso aprender muchas lecciones del pasado con conciencia crítica, como hace Juan José Tamayo en este libro, y de desaprender y desandar, como requisito de anticipación lúcida, muchas directrices y caminos que no son solución sino contagio.
“Situaciones sin precedentes necesitan soluciones sin precedentes”, ha escrito Amin Maalouf. Y las soluciones sin precedentes serán fruto de las semillas plantadas a contraviento en surcos que algunos tuvieron el coraje de cavar en pedregales. Serán fruto de las raíces que en tiempos aciagos conservaron la savia de vigencia intemporal. Fruto de la capacidad de búsqueda y de invención que caracteriza y distingue a la especie humana.
Muchos de los intelectuales que Juan José Tamayo –con una prosa tan extraordinaria como su facilitad para la síntesis, para extraer lo justamente expresivo y conveniente- describe en esta obra dejaron un legado de reflexiones y propuestas inaplicables cuando fueron emitidas. Otros las siguen difundiendo hoy, esperanzados en esclarecer horizontes tan sombríos.
“Ningún desafío se sitúa más allá de la facultad creadora de la especie humana”, proclamó John Fitzgerald Kennedy en 1963. Hoy, podemos. Durante siglos fuimos invisibles, anónimos, obedientes, silenciosos, vivimos atemorizados… Hoy, por primera vez en la historia, es posible tener conciencia global, es posible expresarnos libremente y participar gracias a la moderna tecnología de la comunicación y de la información y, por el número creciente de mujeres en la toma de decisiones, podemos contar con la indispensable e insustituible visión de las mujeres, cuya voz fue silenciada en la historia y cuya presencia destaca en este libro desde una mirada feminista emancipatoria. A medida que leemos a quienes “han generado procesos liberadores en la conciencia colectiva”, nos apercibimos de la oportunidad de este libro, porque ahora, en estos albores de siglo y de milenio, puede tener lugar la transición a un nuevo paradigma, a una nueva era: la de la igual dignidad de todos los seres humanos, y pueden ser “los pueblos”, como se indica con tanta clarividencia en el inicio de la Carta de las Naciones Unidas, los que, por fin, tomen en sus manos las riendas del destino.
Por citar sólo a diez de los cincuenta intelectuales como ejemplo de los que los lectores -que deberían ser muy numerosos, para que se sintieran motivados y se movilizaran y se implicasen- podrán saborear en estas páginas, he aquí una relación con su “descripción”:
Ernst Bloch (1885-1977), Utopía y esperanza en la oscuridad del presente; Hannah Arendt (1806-1975); Critica del totalitarismo; Simone Weil (1909-1943), Intelectual compasiva; José Luis López Aranguren (1909-1956), La heterodoxia como forma de vida y de pensamiento; Enrique Miret Magdalena (1914-2008), El diálogo como talante; Carlo María Martini (1927-2012), Disenso y respeto; Pere Casaldáliga (1928- ), Poesía, mística y revolución; Ignacio Ellacuría (1930-1989), Con los pobres de la Tierra; Fátima Mermissi (1940- ), Mujeres en el Islam; Boaventura de Sousa Santos (1940- ), Sociología de las ausencias y de las emergencias; y Elsa Tamez (1950- ), Teología feminista de la liberación.
En su introducción, Juan José Tamayo escribe: “Es en los márgenes de la sociedad donde se han fraguado históricamente y siguen fraguándose hoy las grandes transformaciones y los cambios de paradigma en la forma de creer, pensar y vivir”. Efectivamente es en los márgenes, y precisamente en tiempos de crisis, cuando “los pueblos” expresan su insatisfacción con la realidad, se indignan, protestan, se movilizan, proponen alternativas y luchan por el cambio. Las cincuenta personas cuyos perfiles intelectuales traza magistralmente Juan José Tamayo iluminan el camino en dirección a la meta de “otro mundo posible”.
El libro es un catalizador del pensamiento crítico frente al imperante pensamiento único y de compromisos para la acción, para pasar de espectadores impasibles a actores de este mañana luminoso que las generaciones venideras merecen.
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