Los investigadores pronto descubrieron que se trataba de un peligroso virus que se transmitía por vía sexual y sanguínea, y que su propagación podría ser exponencial. La tarea era detenerlo de inmediato y generar urgentemente un consenso mundial en donde participaran la Organización Mundial de la Salud (OMS) y autoridades sanitarias internacionales para generar políticas públicas de información y prevención con el objeto de evitar el incremento de infectados.

Por otro lado, diversos científicos se dieron a la tarea de indagar el origen de la enfermedad. No dieron crédito al descubrir que el mal provenía de África. Mediante relojes moleculares se establecieron cuidadosamente los distintos linajes de la infección desde los simios al hombre. El hallazgo fue revelador: El virus se transmitió a los humanos múltiples veces desde al menos dos tipos de primates distintos.

 ¿Cómo fue eso posible?

Los cambios económicos, políticos y sociales de los últimos cien años han promovido un movimiento global y un contacto sin precedentes entre las diversas poblaciones humanas. Bajo estas condiciones, la transmisión de un virus animal a un anfitrión humano y de ahí a grandes poblaciones es relativamente sencilla. En un principio, la propagación del virus fue muy lenta, sin embargo, en los años cincuenta y sesenta la propagación aumento fuertemente quizá como resultado de las innumerables guerras civiles en África, y la introducción de intensivos –y precipitados- programas de vacunación en donde reutilizaron agujas. De igual forma, con el fin de la colonización y el inicio de un desarrollo relativo en África, hubo un incremento de los viajes a este continente.

En los años noventa se dieron enormes esfuerzos por parte de los gobiernos así como de organizaciones no gubernamentales para controlar la enfermedad. La premisa era informar y a las sociedades de los mecanismos de prevención y los verdaderos riesgos de contagio. Los resultados fueron satisfactorios porque se logró concientizar a la población mundial y lo más importante: se logró desmitificar el mal. Sin embargo, falta mucho por hacer. El virus sigue infectando a miles de personas en el mundo y 33.4 millones de personas viven con la enfermedad. Los costos para los sistemas de salud pública son muy altos y por ende la atención y suministro  de medicamentos es insuficiente. Las donaciones a ONG´s se han estancado y la crisis económica y financiera mundial ha propiciado que diversos gobiernos reduzcan su gasto social con un fuerte impacto en los servicios de salud.

El Sexto Objetivo de combatir el VIH/SIDA para 2015 es ambicioso, pero se avanza en la dirección correcta. Tan sólo entre el año 2001 y el 2008 hay una disminución de 18% en la cantidad de recién nacidos infectados con el VIH y 4.5 millones de personas de países de ingreso bajo y mediano han recibido medicina antirretroviral a la fecha. El conjunto de medicinas –cocktail- que se están suministrando, no sólo prolongan la vida de los enfermos,  sino que podrían detener la transmisión del virus. Hay voces que han señalado que el SIDA se podría curar, porque una de cada mil personas afectadas controla la infección de manera natural sin desarrollar nunca los síntomas, y recientemente se han dado a conocer estudios que han identificado los anticuerpos que neutralizan el SIDA, lo que podría coadyuvar a que en un futuro no muy lejano se encuentre una vacuna para este terrible mal. Por el bien de la humanidad ojalá así sea.

Por Alejandro Guerrero Monroy, Para Jorge y su ejemplar batalla por vivir.

Coordinador Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa

Universidad Anáhuac México Norte.