De aquella reflexión nacerían las propuestas que serían la nueva bandera del PNUD desde entonces: los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que tienen 2015 como horizonte temporal.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo se centra en contribuir a elaborar y compartir soluciones para los retos planteados por la gobernabilidad democrática, la reducción de la pobreza, la prevención y recuperación de las crisis, la energía y el medio ambiente, y el tratamiento del VIH/SIDA. En todos estos frentes el organismo defiende con especial ímpetu la protección de los derechos humanos y la potenciación de la mujer. Estas herramientas contribuyen a asegurar la participación y la responsabilidad políticas, el fortalecimiento económico y la planificación efectiva del desarrollo, así como otras cuestiones más pragmáticas como el acceso al agua limpia y a servicios de saneamiento y energía, o aspectos relativos a la movilización y concienciación de la sociedad contra el VIH/SIDA.

Estructura y funcionamiento.- El PNUD, presente en 166 países, dispone en cada una de sus oficinas de un Representante Residente, que además suele actuar como Coordinador Residente de actividades de desarrollo para todo el sistema de las Naciones Unidas. Gracias a esta figura se garantiza un uso más efectivo de los recursos de ayuda de las Naciones Unidas y de la Comunidad Internacional.

Todos los Representantes Residentes responden ante el Administrador del PNUD, cargo que ocupa el tercer lugar entre los puestos de alto rango de Naciones Unidas, tan sólo por detrás del Secretario General –que es quien le nombra- y del Secretario General Adjunto. Tras su nombramiento y confirmación, por parte de la Asamblea General, el Administrador del PNUD desarrolla su labor durante cuatro años. Desde el 15 de agosto de 2005, este cargo lo ostenta el político turco Kemal Dervis.


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Ámbitos de actuación.- La democracia es el ambiente propicio para eliminar la pobreza y alcanzar el resto de los objetivos del milenio. De este modo, el PNUD apoya los procesos nacionales de transición democrática con asesoramiento y apoyo técnico, fortaleciendo la capacidad de las instituciones y de las personas, promoviendo las comunicaciones y la información pública, mediando en el diálogo y compartiendo buenas prácticas. Colombia, Bután o Darfur son sólo algunos de los escenarios en los que ha tenido ocasión de aportar su granito de arena a este respecto.

Pero la gobernabilidad democrática es sólo uno de los aspectos en torno a los que gira la actividad de este organismo. La promoción de iniciativas nacionales para fortalecer a los pobres también concentra gran parte de sus esfuerzos. El objetivo es reducir a la mitad la cantidad de personas que viven en la extrema pobreza para 2015 y para ello el PNUD potencia las soluciones de los gobiernos nacionales, favoreciendo el acceso a los bienes productivos y vinculando los programas de lucha contra la pobreza con las políticas económicas y financieras internacionales. De este modo, se contribuye al alivio de la deuda y a la orientación de la inversión con el fin último de hacer que la globalización beneficie a los pobres. El patrocinio de proyectos piloto innovadores, la promoción de la mujer en el desarrollo y el fomento de la coordinación de esfuerzos entre gobiernos, sociedad civil y fuentes externas de financiación, son los medios más habituales en la consecución de este fin.

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La presencia y el compromiso son los puentes que hacen que se acorte la brecha entre la ayuda de emergencia y el desarrollo a largo plazo. Eso lo saben muy bien en el PNUD, donde se sirven de su basta red de oficinas para tratar de prevenir las crisis, articulando sistemas de alerta temprana y resolución de conflictos. Un país que cuenta con unas sólidas bases para caminar hacia el desarrollo responde mejor ante cualquier catástrofe natural, en caso de que ésta se produzca y si finalmente sucede, el organismo lidera la asistencia humanitaria y aporta toda su experiencia en gestión de conflictos para ofrecer una respuesta fuerte y coordinada, enfocada hacia el desarrollo posterior a la tragedia.


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Auditoria anual sobre Desarrollo Humano.- El PNUD encarga anualmente a un equipo de expertos independientes la elaboración de un Informe sobre Desarrollo Humano, en el que se proporcionan nuevos instrumentos de medición, análisis y propuestas de políticas a seguir, que persiguen como metan alcanzar el desarrollo, entendiendo este como “un proceso de ampliación de la capacidad de elección de las personas”, en vez de considerarlo como una mera cuestión de ingresos nacionales.

Otro de los frentes abiertos para la organización es el uso responsable de la energía, con el que se dé pie a un desarrollo sostenible que sea lo más respetuoso posible con el medio ambiente. Con esta meta se buscan marcos para un desarrollo sostenible, se fomenta el acceso a los servicios energéticos sostenibles y se articulan sistemas de gestión sostenible de la tierra para evitar la desertificación.

El PNUD considera al VIH/SIDA como la crisis más grave en materia de desarrollo que haya conocido el mundo, por lo que contribuye con los gobiernos locales para movilizar a la sociedad civil en todos los niveles. Fomenta su inclusión en la génesis de los presupuestos nacionales y promueve respuestas descentralizadas en apoyo de acciones de nivel comunitario. Otra de sus reivindicaciones es la de que se genere la legislación necesaria para que los países den vías de desarrollo tengan fácil acceso a medicamentos de calidad a bajo coste, de manera sostenible.

Posibles riesgos.- Las economías e idiosincrasias locales propias de cada cultura y país en los que están presentes los funcionarios del PNUD son respetadas desde la valoración del trabajo cotidiano con los agentes locales desarrollado por los miembros de este organismo. La pérdida de la identidad nacional no es un riesgo tangible en los 166 países en los que está presente, más bien al contrario. Es el organismo el que trata de adaptar las posibles soluciones a los conflictos que se van planteando a la realidad y las necesidades de cada región.