Cinco años después, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña levantadas por Naciones Unidas. La falta de higiene y sistemas de saneamiento adecuados, han propiciado la aparición de un brote de cólera que ya ha costado 8.330 vidas humanas.
La ayuda internacional
La inmensa mayoría de países se lanzó a la carrera de la ayuda humanitaria en un momento en que, o estabas del lado de las víctimas o tu reputación a nivel mundial se vería gravemente dañada.
De los millones que se destinaron a la recuperación del país caribeño, Haití ya habría recibido al menos el 80% de los casi trece millones de dólares prometidos por países y agencias internacionales.
Teniendo en cuenta que en Haití viven 10,6 millones de personas, y que el 60% de ellas está bajo el umbral de la pobreza, la tarea de sacar adelante la isla solo con ayuda internacional, se presenta titánica.
Pero, ¿en qué se ha invertido realmente el dinero destinado a la reconstrucción?
En el año 2013, Julie Lévesque, escribió en Global Research “La ayuda internacional es un plan capitalista de sobra conocido, cuyo objetivo es desarrollar mercados en el Sur global para negocios del Norte. Por supuesto, esta ayuda beneficiará a los haitianos. Pero solo a unas pocas élites, aquellas que están en el poder y a la élite corporativa rica. (…) los hoteles de lujo darán la bienvenida a los hombres de negocios para que, en un ambiente agradable y lujoso, puedan establecer sus fábricas en las que explotar a los trabajadores”.
La cadena española NH abrió un nuevo hotel El Rancho en Petionville, un barrio residencial de Port-au-Prince. Otro gigante español, Occidental Hotels & Resort y el grupo estadounidense, Best Western, abrieron hoteles en 2013 en esa misma zona residencial. Marriott International y el grupo de telecomunicaciones Digicel, esperan inaugurar un hotel de lujo en este 2015.
En junio de 2013, un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), concluyó que los costes y los retrasos en los pagos provocaron la disminución de casi un 80% en la cantidad de casas que se había proyectado construir, de 15.000 a 2.649.
Mientras tanto, cinco años después del terremoto, unas 300.000 personas siguen viviendo en tiendas de campaña o casas de chapa.
Objetivos a largo plazo
La periodista Isabeau Doucet, colaboradora de los medios Al Jazeera Plus y The Guardian entre otros, afirmaba el 10 de julio de 2013 en su trabajo Made in Haiti, Dumped in Haiti: Slave Labor and the Garment Industry, que en la década de los 50, la agricultura suponía más del 90% de las exportaciones del país. Hoy, el 90% de las exportaciones vienen del sector de la confección, mientras que se importa más de la mitad de la comida.
Es decir, los haitianos empleados en el sector de la fabricación de ropa, vendida a nivel mundial como una campaña humanitaria y socialmente responsable, ganan hoy menos de lo que ganaban durante la dictadura de Duvalier.
Su poder adquisitivo se ha visto considerablemente mermado teniendo en cuenta que los salarios valen la mitad de lo que valían en 1984.
Sin embargo, existen algunos puntos que representan esperanza para el futuro de la antaño conocida como Joya de las Antillas.
Haití es el octavo país en el mundo que más ingresos percibe por remesas como porcentaje del PIB. Más de un millón de haitianos residentes principalmente en los EEUU, envían cada año a su país unos 1500 millones de dólares. Lo cual se traduce en el 20% de los ingresos anuales de la isla. Además, tiene una de las cifras más bajas por muertes violentas de la región.
Pero es la educación, mayoritariamente privada, la que sin duda representa el espaldarazo que este país necesita para salir adelante.
Aunque, bien es cierto que muchas familias no pueden hacer frente a los costes de material, libros y uniformes que representar acudir a la escuela, un programa para ampliar el acceso a la educación ha beneficiado hasta el momento a 175.000 estudiantes de áreas vulnerables.
El futuro de Haití, como el del cualquier país, pasa por la educación de las generaciones más jóvenes. Las únicas con la capacidad de cambiar la realidad que viven.
Mucha gente se olvida de las grandes desgracias como el terremoto de Hatí cuando los medios de comunicación dejan de hablar de ellas y dejan de estar de “moda”, es importante recordar que aunque no hablémos de ello sigue siendo una gran desgracia que afecta a miles de personas.