Hay teorías que aseguran que no deberíamos existir, o al menos sugieren que nuestra vida hoy no parecía estar en los planes iniciales, porque como no tenían respuestas, lo primero fue llegar a algunas preguntas, sin embargo, les faltaron varios pasos y entonces recurrieron a la mitología o al azar que desconocen, aunque se pasaron el tiempo investigando y sus resultados llegaron a la población, muchos siglos después, por conveniencia de quienes pagaron las investigaciones.
Esto ha sucedido en muchas áreas de la vida, por ejemplo con los efectos dañinos del tabaco, con las vacunas, el automóvil eléctrico que más de un siglo permaneció guardado, etc, con sus nefastos resultados para la humanidad, aunque tal vez, rentable para ciertas cuentas empresariales.
Es sabido que en muchos sitios, se sigue negando la teoría de la evolución e incluso es delito en algunos sitios hablar de ello porque para muchos la Tierra sigue siendo plana, debido al inmenso narcisismo del ser humano de haber sido hecho a imagen y semejanza de Dios, en verdad, ¡que narcisismo tan curioso!
O un candidato a presidente, cree que bailando o sacándose la corbata y poniéndose una gorra, eso es un programa de gobierno, lo cual indica que la mutación de animal a humano, no se produjo totalmente en gran parte de la población supuestamente, humana.
A pesar de la poca diferencia genética con algunos congéneres, del mundo animal, porque en ellos no se produjo la mutación que nos dio, a los humanos el acceso al lenguaje nos humanizó, debido a esa pequeña diferencia.
Una de las teorías es la del Bing Bang, que dice que en el origen del universo se creó la misma cantidad de materia que de antimateria.
Cuando una partícula tocaba a su antipartícula, se desintegraba, haciendo imposible la acumulación de átomos que posibilitó el mundo que conocemos.
Un fenómeno aun sin explicar deshizo ese empate y permitió nuestra existencia, pero aun había obstáculos que superar antes de que se hiciese realidad.
Otro suceso afortunado es el que posibilitó cubrir de océanos la Tierra y la hizo fértil para la vida, de una manera inexplicable para los simples hombres comunes, cuyos restos pueden observarse por ejemplo en la Ciudad Encantada de Cuenca en España, que está en las montañas y en la cual se ven figuras de todo tipo y que alguna vez fueron el fondo del mar, cosa inexplicable para un hombre normal como yo, que quedó absolutamente impactado.
Supongo que los científicos del tema lo podrán explicar, pero a mí me resultó algo sencillamente asombroso y difícil de creer o de pensar o cambiar de pensamiento, cosa que es muy interesante.
Los modelos de formación del Sistema Solar, estiman que el agua debería ser escasa en los planetas más cercanos a la estrella que nos reúne, pero es obvio, que en el nuestro, no es así. De allí que se siga buscando agua o formas de vida en la luna, en su superficie o en su interior como en algunas novelas llamadas de ciencia ficción, (hace un par de días la Nasa descubrió que había agua en la superficie lunar, congelada y en cantidad del tamaño de una pequeña botella de agua de las que venden en las gasolineras, pero quien puede asegurar nada al respecto) o en los gases de los anillos de Saturno.
En los intentos para explicar esta feliz anomalía, un estudio científico sugiere que hace 3.900 millones de años terráqueos, La Tierra sufrió un intenso bombardeo de asteroides y cometas que trajeron con ellos agua o elementos orgánicos e inorgánicos que, sólo 400 millones de años después, posibilitaron que apareciese la vida.
Para acomodarse a las teorías de formación de nuestro sistema planetario, se planteaba que los meteoritos, conocidos como condritas carbonáceas, llegaban de las fronteras externas del sistema solar, donde el calor de la estrella no habría volatilizado el agua y sus elementos como en las regiones interiores.
Ahora, un trabajo publicado en la revista Science, señala otro tipo de asteroide como fuente del compuesto líquido esencial para la vida que conocemos.
La hipótesis de que fueron cometas, meteoritos y cometas lejanos los que llenaron de agua a la Tierra, requiere un complejo proceso de influencias gravitatorias entre los planetas gigantes y esos cuerpos celestes, para traerlos aquí desde sus lejanas órbitas.
Laurette Piani y un equipo del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, de sus siglas en francés) y la Universidad de Lorena (Francia), han tratado de justificar otra de las posibilidades que se habían propuesto para explicar que éste sea el planeta azul.
La Tierra se formó a partir de la amalgama de materiales que se encontraban en la nebulosa que dio origen al sistema solar.
“Hoy sabemos que los planetas terrestres entre ellos la Tierra, no se forman súbitamente, sino con la agregación de cientos de cuerpos”, explica Josep María Trigo, investigador principal del grupo de cuerpos menores y meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSI-IEEC) en Barcelona. “Los cuerpos que formaron la Tierra se formarían a una distancia menor del sol y en un 80 o un 90% se trataría de condritas de enstatita (el mineral más abundante en ellos) u ordinarias, añade”
ROCAS PRIMIGENIAS
En principio por su formación cercana al Sol, se pensaba que en estos ladrillos fundamentales con los que se construyó la Tierra, no habría agua suficiente para explicar su abundancia en nuestro planeta.
Sin embargo el análisis de Piani y sus colegas sugiere que en estas rocas primigenias había hidrógeno suficiente para traer a la Tierra hasta tres veces la masa de agua que contienen hoy los océanos.
Para realizar esta contundente afirmación, los investigadores midieron con precisión las concentraciones y los ratios de hidrógeno y deuterio (una versión del hidrógeno con un neutrón acompañando al protón) en trece meteoritos provenientes de asteroides de enstatita. Además de comprobar que tenían cantidades suficientes de hidrógeno, observaron que las cantidades de isótropos de hidrógeno y nitrógeno, coinciden con las del manto terrestre. Además es sabido que mezclando dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno (HO2) no es suficiente para generar agua, y por otra parte, se dice que el cuerpo humano está formado por agua en más de un 80%, sin que eso explique, como decía Espinoza: ¿Quién sabe lo que puede dar de sí un cuerpo?
Por otra parte, me llamó la atención, una película que vi anoche: BLADE RUNNER II, en que el protagonista no sabía: ¿qué era? o ¿Quién era? Si era un androide con un número de serie o tenía un nombre, lo cual le colocaba en otra posición, es decir humana, porque una cosa es ser K 19-26rt y otra llamarse Joe, como si fuera resultado de la unión de un humano y un androide de última generación, como lo fue su probable hija: una niña burbuja.
Y la pregunta del presunto padre que le dice al protagonista: ¿Quién soy yo para ti?
Jaime Kozak es miembro de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional.
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