Greenpeace pide a Iberdrola que reconozca que el futuro solo puede ser 100% renovable y, en consecuencia, abandone sus inversiones en energías sucias, dentro y fuera de España y vuelva a invertir a gran escala en generación renovable.

“Hemos cruzado la línea roja del cambio climático, de la inseguridad nuclear, de la crisis económica y del paro, y necesitamos las energías renovables como solución. Por eso, Iberdrola tiene que abandonar de inmediato su campaña de acoso a las renovables y dejar de presionar al Gobierno para someter la política energética a sus intereses”, ha declarado Mario Rodríguez, director Ejecutivo de Greenpeace.

Iberogreen, el modelo de empresa energética en un sistema eficiente, inteligente y 100% renovable, ha sido el ejemplo que Greenpeace ha utilizado para exponer que la estrategia empresarial de Iberdrola impide el desarrollo de las energías renovables en España y fomenta continuar la actual dependencia de los combustibles fósiles. La organización ecologista recuerda que las energías renovables son una de las principales vías de España para devolverle el liderazgo mundial que supondría el desarrollo económico y la creación de empleo que la sociedad española necesita.

En el informe se recopilan los principales motivos por los que Greenpeace considera Iberdrola como empresa enemiga de las renovables:

  1. El principal negocio de Iberdrola es el gas, el uranio y el carbón, y no las energías renovables. Desde 2005 a 2012 (tanto fuera como dentro de España) la eléctrica produjo con renovables únicamente el 14,99% de su electricidad, mientras que el resto, un 85,01%, lo hizo con tecnologías convencionales.
  2. Desprestigia a las energías renovables para defender sus intereses. La eléctrica cae en contradicciones entre la imagen verde de la publicidad de Iberdrola y su discurso político, abiertamente hostil hacia las renovables en los últimos años. Ejemplo de ello es la defensa de la energía termosolar que realizaba en 2009 cuando inauguró su planta de Puertollano para pasar, hoy en día, a pedir que no se invierta más en lo que denomina un “híbrido gas-solar”.
  3. Utiliza todo su poder para lograr legislación a favor de sus intereses. Los pagos a las centrales térmicas por capacidad y disponibilidad, los “beneficios caídos del cielo” para las nucleares e hidráulicas o las diversas normativas que establecen una moratoria y recortes retroactivos a las energías renovables son ejemplos de ello. El ejemplo más reciente ha sido el trato de favor recibido por la central nuclear de Garoña para que pueda permanecer sin desmantelar a pesar de haber sobrepasado todos los plazos legales.

“Con sus ataques a las renovables, lo que Iberdrola trata de impedir es la competencia de las múltiples empresas que han invertido en estas tecnologías, en las que no puede mantener la posición de dominio a que ha estado acostumbrada con las energías sucias”, ha afirmado Mario Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace.

Iberdrola y su negocio frustrado del gas

Iberdrola ha liderado en España la burbuja del gas. En poco más de una década ha instalado 5.893 MW de centrales térmicas de gas de ciclo combinado. Sin embargo, el descenso de la demanda eléctrica como consecuencia de la crisis, el decreto de ayudas al carbón y a la alta penetración que tienen las energías renovables en la red han provocado la caída en las horas de funcionamiento de las térmicas de gas.

Greenpeace hace hincapié en que uno de los motivos por los que Iberdrola ataca a las renovables es que sus centrales de gas han pasado de funcionar 4.211 horas en 2008 a 1.540 horas en 2012, lo que ha hecho perder a la empresa unos ingresos potenciales de entre 4.250 y 5.500 millones de euros, según estima el informe.

 

greenpeace.org