Se trataba de tomar una disyuntiva verdaderamente difícil: o terceras elecciones o el sometimiento que viviremos el sábado. Se sabía que el electorado no perdona, del árbol caído en otoño hay que hacer astillas. Porque la gente también se equivoca y opta, ante el miedo a las tormentas y acuciados por la depresión, por los corruptos y los depredadores de lo social. Aunque esto les cueste el futuro de las pensiones, y seguir sometidos a las eléctricas, a la banca y a la prevaricación, tres de los empleadores de muchos de nuestros políticos que ahora han tenido que devolverles los favores.

Estos días oiremos barbaridades sobre la toma de decisiones en el partido socialista: Que contar con las bases no es democrático; que hubiera sido un error ir a terceras elecciones; que los diputados que voten: no, deberían pasar al grupo mixto… No les hagan caso, son los troncos podridos que no llegarán a una nueva primavera.

¡Tanto hubiese costado pactar una serie de condiciones con el Partido Popular, antes de una rendición que tiene toda la pinta de ser incondicional! La opinión pública, manejada hábilmente por los plumillas al servicio de los de siempre, se ha dedicado a responsabilizar de todo al Partido Socialista. Hubiese sido más racional exigir la salida del gobierno de Rajoy, y de todos los corruptos e inútiles; la aceptación de la participación de PP en las tramas de corrupción; y una sensibilidad positiva en las necesarias y urgentes reformas y, en este caso, sí hubiese sido inteligente y positivo permitir un gobierno del Partido Popular.

Me dirán ustedes que jamás el partido del gobierno en funciones hubiese aceptado estas condiciones. Pues ahí, precisamente, quería yo llegar y exigir las responsabilidades a quien las tiene, digan lo que digan los contertulios pagados con las treinta monedas de plata, los políticos agradecidos y los que temen perder su silla.

Como decía Al Pacino en el discurso final de la película “Perfume de mujer”: Nadie debe vender a nadie para comprar su propio futuro, eso se llama integridad y valor, y esa es la pasta de la que deben estar hechos los líderes. Lo demás, amigos míos, es mediocridad, sumisión y falta de liderazgo.  

Llegó el otoño y aunque las flores caigan, quedan las ramas para sujetar la idea y a los brotes para una próxima primavera que no dudo llegará. Los troncos secos nos servirán para hacer leña este invierno y así pagaremos menos a Endesa y a Gas Natural; quizás, con menores ingresos, prescindan de algunos de sus directivos.