Esta nueva forma de pensar y de hacer, en definitiva esta nueva cultura de ver el mundo conlleva un nuevo modelo socio-económico para conseguir una evolución equilibrada entre el desarrollo económico, el desarrollo social y el medioambiente.
De esta manera la sostenibilidad adquiere el rango de derecho. Por lo tanto, asumir el desarrollo sostenible supone un compromiso de todo el conjunto de la sociedad, de todos sus individuos y de todas sus organizaciones. De ahí nace la Responsabilidad Social de los mismos.
Como personas individuales y en nuestra calidad de economistas debemos interiorizar y asumir la responsabilidad social que nos corresponda cuando desempeñamos nuestros distintos roles en la vida.
Como profesionales
Los/las economistas ocupamos una posición estratégica en el entramado económico que nos convierte en piezas claves para el desarrollo sostenible. Nuestra formación en contenidos económicos y de gestión nos lleva a ocupar en la sociedad distintos puestos de responsabilidad en las organizaciones sociales, en especial en el entorno empresarial. Debemos, por tanto, ser conscientes de la dimensión social de esta responsabilidad y actuar en consecuencia.
1. Formándonos en Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Tenemos que realizar el esfuerzo personal por adquirir los conocimientos necesarios sobre la RSE y sus herramientas de gestión. (http://www.izaite.com/ ; http://www.xertatu.net/ ; http://www.pactomundial.org/ ; http://www.clubsostenibilidad.org/ ; http://www.observatoriorsc.org/ ; http://www.alternativaresponsable.org/ )
2. Trasladando la RSE a la empresa a la que cada uno pertenezca, lógicamente, en función del puesto que ocupemos, nuestra influencia y nuestra responsabilidad serán diferentes También es aplicable a otras organizaciones sociales, Administraciones Públicas, Educación y Sociedad Civil.
3. Colaborando con la empresa en la implantación de la RSE. Si nuestra empresa apuesta por la RSE debe contar con nuestro máximo apoyo e implicación en el desarrollo de la implantación de esta nueva cultura empresarial.
4. Aplicando la RSE en nuestro puesto de trabajo. En el caso de que nuestra empresa no sea muy receptiva a los planteamientos de RSE, siempre podremos aplicar esa nueva cultura de gestión, aunque sea parcialmente, en el ejercicio de las funciones de nuestro puesto de trabajo.
5. Difundiendo la RSE.Cuando participemos en asociaciones empresariales, sectoriales o profesionales o cuando asistamos a jornadas de formación tenemos la oportunidad de poner a debate cuestiones y buenas prácticas de RSE.
Como ciudadanos
Los/las economistas tenemos que asumir la responsabilidad social en nuestro rol de ciudadanos.
– Cumpliendo nuestras obligaciones legales. El pago de impuestos, las normas de tráfico, las cotizaciones y prestaciones de la seguridad social, la utilización de los bienes y servicios públicos, las normas de convivencia, etc. son temas que nos confrontan con la mentalidad de la “trampa” imperante en nuestra sociedad si queremos ser ciudadanos socialmente responsables.
– Participando en actividades sociales. Partidos políticos, participación ciudadana, asociaciones económicas, vecinales, culturales, deportivas, asistenciales, ONGs, sindicatos, etc. nos ofrecen la posibilidad de ejercer nuestra responsabilidad social aportando voluntariamente nuestro grano de arena a la solución de los múltiples problemas, injusticias y desigualdades sociales que nos rodean.. http://www.pobrezacero.org/ ; http://www.canalsolidario.org/ ; http://www.ongdeuskadi.org/ )
– Colaborando económicamente. Si en el difícil equilibrio entre vida profesional, familiar y social no disponemos de tiempo para participar en alguna organización social, destinemos un porcentaje significativo de nuestros ingresos familiares a apoyar alguna o varias causas sociales tanto de nuestro entorno social cercano como de los países en vías de desarrollo ( pobreza, salud, educación, mujer, etc.). Debemos ser conscientes que nuestro bienestar está sustentado injustamente en la “colonización económica” de los países y capas más pobres (
Como consumidores
A la sociedad que nos lleva a un consumo desaforado, se le contrapone la figura del/de la consumidor/a responsable que prima “el ser sobre el tener” y que tiene en cuenta en el acto de la compra y del consumo muchos aspectos más a los tradicionales de precio y calidad.
No somos conscientes de la fuerza que tenemos los/las consumidores/as para poder condicionar a las empresas al dirigir nuestras compras de productos y servicios en función de sus prácticas en RSE. Además de comprar también consumimos electricidad, gasolina, papel, plásticos, etc. y generamos basura, hacemos turismo, etc. y en todos estos temas contamos con un amplio campo para realizar prácticas de consumidor/a responsable.
– Informándonos. Nuestro esfuerzo informativo en este apartado es fundamental porque la temática es muy amplia. Para que podamos dirigir nuestra acción de compra responsablemente es básico conocer cómo es la empresa productora (su compromiso con la RSE), cómo se produce el producto (derechos humanos y laborales, producción ecológica, residuos, etc.) cómo se publicita (veracidad, valores, etc.), cómo se comercializa (envases, etiquetados, procedencia, etc.), cómo se utiliza (ahorro energético, toxicidad, etc.), cómo se recicla, etc.
– Apoyando a las organizaciones de consumidores. Lo lógico es que un/a consumidor/a responsable sea socio/a de alguna de las diversas organizaciones de consumidores existentes para potenciar la defensa de su idea de consumo responsable y mantenerse permanentemente informado/a. (http://www.eka.org/ ; http://www.eke-fce.com/ ; http://www.uce-ehkb.org/ ; http://www.cecu.es/ ; revista.consumer.es )
– Realizando acciones de consumo responsable. Tenemos que interiorizar y llevar a nuestra práctica diaria todos los múltiples aspectos que configuran ser consumidor/a socialmente responsable, adquiriendo productos que contribuyan al desarrollo sostenible y a mejorar las condiciones de vida de los países en vías de desarrollo ( Comercio Justo http://www.e-comerciojusto.org/ ) y consumiendo aplicando las conocidas 3R, Reduce, Reutiliza y Recicla. (http://www.ekonekazaritza.org/ ; http://www.e-koplaza.com/ ; http://www.ihobe.com/ ; http://www.reciclaweb.com/ )
Como ahorradores / inversores
Como economistas conocemos la importancia del dinero y de la intermediación financiera (bancos, cajas, seguros, etc.) en el entramado económico actual La selección por parte de las entidades financieras del destino de los ingentes flujos de dinero que manejan es posiblemente uno de los mecanismos que más influye en la configuración de nuestra sociedad. Decisiones como a quién prestar y a quién no, o en qué empresas, sectores y áreas geográficas invertir condicionan de forma radical la estructura de nuestras sociedades y el destino de muchas personas y, por tanto, reclama la responsabilidad social de todos los agentes implicados. Pero no sólo de las propias entidades financieras sino también de los ciudadanos (ahorradores e inversores) que debemos afrontar nuestra propia responsabilidad.
¿Sé lo que hace mi banco con mi dinero? ¿Qué valor le doy a los dividendos obtenidos invirtiendo aquí o allá? ¿Estoy dispuesto a cerrar los ojos con tal de que se maximice el interés por mi depósito, el dividendo anual, el valor de mis acciones? ¿Es posible plantear otros modelos que reconozcan el valor social del dinero? (Fuente: Proyecto Fiare). ¿Cuándo invertimos en inmuebles sólo nos preocupa el rendimiento que obtenemos aunque estemos colaborando con la espiral de la especulación?. Los/las ahorradores / inversores responsables podemos encontrar contestación a estas preguntas en la ISR (Inversión Socialmente Responsable)
– Invirtiendo en productos financieros socialmente responsables. En la actualidad existen productos financieros éticos o socialmente responsables cuando el destino del dinero y los criterios aplicados en esa selección se determinan por un Comité Etico. Hay que distinguir estos productos de otros denominados solidarios en los que se cede parte o todo del rendimiento del producto a una causa u organización solidaria. En algunos casos se combinan ambas finalidades.Casi todas las entidades financieras tradicionales están incorporando en sus carteras de productos distintos fondos, depósitos, etc. pero, para ser más coherentes con su estrategia en RSE, deben apostar mucho más por ellos, promocionándolos con una mayor prioridad y mejorando la independencia del Comité Etico, la transparencia, y la participación de los grupos de interés. (http://www.esade.es/institution/institutos/ipes/index.php?MzA%3D&MTA0&&& )
– Invirtiendo o participando en un nuevo modelo de banco, la Banca Etica. La Banca Etica tiene como características diferenciadoras las siguientes:
1. Contribución con su actuación hacia un desarrollo económico-social y una sociedad más justa.
2. Financiación actividades económicas con un impacto social positivo sin descuidar la rentabilidad económica.
3. Gestión interna basada en los principios de RSC.
4. Toda la inversión regida por unos principios éticos: Comité Ético.
5. Trasparencia en la información del destino de dinero y de la gestión.
6. Reinversión del beneficio.
Entidades de Banca Etica en el Estado son Fiare (http://www.proyectofiare.com/ ) con oficinas en Barcelona, Bilbo, Donostia, Iruña y Madrid, Triodos Bank, entidad holandesa con sucursales en Madrid y Barcelona (http://www.triodos.es/ ) y FETS en Cataluña (http://www.fets.org/ ).
Como miembros de una familia
Cuando actuamos en nuestro ámbito familiar, nuestra responsabilidad social se desarrolla fundamentalmente en dos aspectos básicos.
– Educando en valores a nuestros/as hijos/as: Los valores de dignidad humana, igualdad, justicia, solidaridad, diversidad, diálogo, comprensión, etc. que estaremos poniendo en práctica cuando ejerzamos nuestra Responsabilidad Social en todos sus ámbitos, es el mejor referente educativo para nuestros/as hijos/as siempre que lo acompañemos con una correcta conciliación entre nuestra vida profesional, social y familiar (pareja e hijos/as).
– Aplicando los criterios de RSE a nuestros contratados domésticos: tenemos que ser coherentes aplicando las mismas buenas prácticas de RSE en remuneración, seguridad social, motivación, relaciones, formación, etc. a las personas, si las tenemos, que nos ayudan en las tareas domésticas o en el cuidado de nuestros enfermos o mayores.
Aunque se han separado los distintos roles para obtener un mejor análisis pormenorizado de nuestra responsabilidad social, ésta debe conceptuarse como algo integrador y transversal, convertida en una nueva cultura de pensar, de actuar y de relacionarse en pos del Desarrollo Sostenible.