Como decimos, además del falso mito del saqueo del oro, del que ya hemos hablado y del que volveremos a escribir, siempre se ha acusado a España de haber provocado indirectamente, a través de las enfermedades llevadas a América, de la muerte de cerca del 90% de la población indígena, como puede verse en este estudio  también de la UNAM, de 2019.

Si bien es cierto que hubo transferencia de enfermedades hacia América desde Europa, como por ejemplo la viruela, y que estas ocasionaron muertes entre la población indígena, las investigaciones llevadas a cabo por la Universidad Nacional Autónoma de México vienen a desmentir, o al menos poner en duda, que estas fueran las causantes de la gran mortandad entre los nativos.

Según se publicó en el medio mexicano lainformación.com:

«Epidemias con origen en México que afectaban principalmente a la población autóctona, y no enfermedades traídas por españoles como se creía, fueron la principal causa de la muerte masiva de miles de indígenas tras la Conquista, según una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En una entrevista con Efe el doctor de la UNAM Rodolfo Acuña, al frente del estudio, aseguró que las principales responsables del fenómeno fueron enfermedades «muy particulares» con «un origen muy oscuro» y que nada tenían que ver con la viruela, el sarampión o la peste, traídas por los españoles.

Acuña, patólogo y doctor por la Universidad de Harvard (Estados Unidos), consideró, asimismo, que la hipótesis original ha sido sostenida durante años por ser «la más cómoda para la ideología nacionalista (mexicana), que la estableció como verdadera, como parte de la historia».

El trabajo del especialista en los últimos años ha consistido en desenterrar de los archivos históricos de ciudades y edificios religiosos mexicanos datos acerca de las enfermedades que a lo largo de la historia han afectado a la población local.

«Hemos acudido a la información primaria, en lugar de hacerle caso a lo establecido por los estudios al respecto, que principalmente tuvieron lugar a comienzos del siglo XX, en la época de la Revolución Mexicana», apuntó.

«La existencia de estas enfermedades ya se conocía, nosotros simplemente las hemos desenterrado», concretó.

Así, el doctor, con el apoyo de la UNAM y la ayuda de otros especialistas de otras disciplinas y otras partes del mundo, ha recopilado las diversas descripciones primarias de médicos desde los tiempos prehispánicos hasta la actualidad.

El cocoliztli y el matlazahuatl

Con su labor ha concluido que dos fueron las enfermedades más mortíferas para los indígenas, el cocoliztli y el matlazahuatl, y ninguna de ellas tiene un equivalente en la actualidad.

El cocoliztli (que significa «la gran plaga») era una enfermedad letal que provocaba fiebre muy intensa, dolor de cabeza, tórax y abdominal, ansiedad y vómitos.

Los enfermos, que en el 90 por ciento de los casos fallecía en cuatro o cinco días, se ponían amarillos, comenzaban a enloquecer y les salían úlceras por todo el cuerpo que les hacían sangrar.

Por su parte, el matlazahuatl («la enfermedad con erupción») también provocaba úlceras, pero era menos letal y menos contagiosa.

La primera epidemia de cocoliztli reportada fue en 1545 y se calcula que, en apenas tres años, provocó la muerte a entre el 70 y el 80 por ciento de la población indígena, que entonces oscilaba entre los 20 y 25 millones, según Acuña.

En total se han contabilizado doce epidemias de cocoliztli y doce de matlazahuatl que acabaron aproximadamente con el 90 por ciento de los habitantes de la zona.

En sus investigaciones, el doctor Acuña descubrió también que ambas enfermedades afectaban principalmente a los indígenas, a pesar de que tanto la población autóctona como los colonizadores españoles convivían en sus actividades cotidianas en los mercados o el trabajo.

La única diferencia que el doctor encontró entre indígenas y colonizadores y, por tanto, la razón más probable que explica esta situación es que tenían una nutrición diferente.

Otro asunto importante observado es que las epidemias se asocian a importantes cambios climáticos.

Así, el cocoliztli solía producirse dos años después de períodos de gran sequía, mientras que el matlazahuatl dos años después de épocas de lluvias.

Estas epidemias, que se extinguieron en el siglo XIX, estuvieron centralizadas principalmente en el altiplano mexicano y guardaban frecuentemente relación con la altitud, de modo que cuanta mayor era más mortalidad había.

Tal y como señaló Acuña, el trabajo de investigación continúa, ya que aún quedan muchas incógnitas por resolver.»